Página 83 - La Historia de la Redenci

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Capítulo 13—Jacob y el ángel
(
Este capítulo se basa en
Génesis 32:24-33:11
.
)
El error de Jacob al recibir fraudulentamente la bendición que
correspondía a su hermano recayó con fuerza sobre él, y por eso
temía que Dios permitiera que Esaú le quitara la vida. En su angustia
oró a Dios durante toda la noche. Se me mostró que un ángel estuvo
de pie ante Jacob, y le presentó la verdadera naturaleza de su error.
Cuando éste intentó irse Jacob se aferró a él y no lo dejó partir. Le
suplicó con lágrimas. Afirmó que estaba profundamente arrepentido
de sus pecados y del mal que había cometido contra su hermano,
por cuya causa había tenido que abandonar durante veinte años la
casa de su padre. Se aventuró a mencionar las promesas de Dios y
las señales de su favor que de tanto en tanto había recibido mientras
estuvo ausente.
El patriarca luchó con el ángel toda la noche para suplicar su
bendición. Este parecía resistir sus oraciones recordándole conti-
nuamente sus pecados mientras trataba de alejarse. Pero él había
resuelto aferrarse al ángel, no por la fuerza, sino gracias al poder de
la fe viviente. En su angustia se refirió a su íntimo arrepentimiento,
a la profunda humillación que había experimentado por causa de sus
errores. El ser celestial escuchaba su oración con aparente indiferen-
cia, tratando continuamente de librarse de él. Podía haber ejercido
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su poder sobrenatural para lograrlo, pero prefirió no hacerlo.
Cuando vio que no podía persuadir a Jacob, para convencerlo de
su poder sobrenatural tocó su muslo que se dislocó inmediatamen-
te. Pero el patriarca no quiso abandonar sus fervorosos esfuerzos
por causa del dolor corporal. Quería obtener una bendición, y el
sufrimiento físico no logró distraer su mente de ese propósito. Su
determinación fue más fuerte al final del conficto que en su comien-
zo. Su fe aumentó en fervor y perseverancia hasta el mismo fin,
hasta el amanecer. Estaba dispuesto a no dejar ir al ángel antes de
obtener su bendición. “Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob
le respondió: No te dejaré, si no me bendices”. El ángel le preguntó
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