Página 91 - La Historia de la Redenci

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Los hijos de Israel
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conseguir alimentos de Faraón como había ocurrido con muchísimos
egipcios. Se les proporcionó una porción de tierra donde podían
morar con sus rebaños y sus ganados, en atención a los servicios
que José había prestado al reino. Faraón apreciaba la sabiduría que
había manifestado éste en la administración de todo lo relacionado
con el gobierno, especialmente los preparativos que hizo para los
largos años de hambre que tuvo que soportar la tierra de Egipto.
Creía que todo el reino estaba en deuda con él por la prosperidad
que produjo su sabía administración, y como prueba de su gratitud
le dijo: “La tierra de Egipto delante de ti está; en lo mejor de la
tierra haz habitar a tu padre y a tus hermanos; habiten en la tierra de
Gosén; y si entiendes que hay entre ellos hombres capaces, ponlos
por mayorales del ganado mío”.
“Así José hizo habitar a su padre y a sus hermanos, y les dio
posesión en la tierra de Egipto, en lo mejor de la tierra, en la tierra
de Ramesés, como mandó Faraón. Y alimentaba José a su padre y a
sus hermanos, y a toda la casa de su padre, con pan, según el número
de los hijos”.
El rey de Egipto no cobró impuestos ni al padre de José ni a sus
hermanos, y a éste se le concedió el privilegio de proporcionarles una
generosa provisión de alimentos. El rey decía a sus gobernadores:
“¿No estamos acaso en deuda con el Dios de José, y con él mismo,
por esta generosa provisión de alimentos? ¿Acaso no se debe a su
sabiduría el hecho de que gocemos de tanta abundancia? ¡Mientras
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otros países perecen, nosotros tenemos bastante! Su administración
ha enriquecido grandemente al reino”.
“Y murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella genera-
ción. Y los hijos de Israel fructificaron y se multiplicaron, y fueron
aumentados y fortalecidos en extremo, y se llenó de ellos la tierra.
Entretanto, se levantó sobre Egipto un nuevo rey que no conocía a
José; y dijo a su pueblo: He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es
mayor y más fuerte que nosotros. Ahora, pues, seamos sabios para
con él, para que no se multiplique, y acontezca que viniendo guerra,
él también se una a nuestros enemigos y pelee contra nosotros, y se
vaya de la tierra”.