Página 37 - Liderazgo Cristiano (2003)

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Humildad
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ten que sus ideas no tienen defectos, es tiempo de cambiarlo de su
posición de presidentes a una posición de aprendizaje. Cuando pien-
san que sus ideas y criterios deberían ser aceptados sin discusión,
demuestran que son incompetentes para la posición que ostentan.
Dios no ve como el hombre ve. Cualquiera que sea la posición a
la que sea llamada una persona, no se debería considerar que su
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juicio es perfecto. Dada la responsabilidad que se le ha confiado, se
les hace más necesario que bajo cualquier otra circunstancia estar
libre de todo egoísmo y manifestarse dispuesto a recibir consejos”.
Manuscrito 55, 1897
, (3 de junio de 1897, “El desarrollo de los
obreros”).
La posición no santifica
—“Salomón no tuvo nunca más riqueza
ni más sabiduría o verdadera grandeza que cuando confesó: ‘Yo soy
un niño pequeño, y no sé como me debo conducir’.
1 Reyes 3:7
(VM)
.
“Los que hoy ocupan puestos de confianza deben procurar apren-
der la lección enseñada por la oración de Salomón. Cuanto más
elevado sea el cargo que ocupe un hombre y mayor sea la responsa-
bilidad que ha de llevar, más amplia será la influencia que ejerza y
tanto más necesario será que confíe en Dios. Debe recordar siempre
que juntamente con el llamamiento a trabajar le llega la invitación a
andar con circunspección delante de sus semejantes. Debe conservar
delante de Dios la actitud del que aprende. Los cargos no dan santi-
dad de carácter. Honrando a Dios y obedeciendo sus mandamientos
es como un hombre llega a ser realmente grande.
“El Dios a quien servimos no hace acepción de personas. El que
dio a Salomón el espíritu de sabio discernimiento está dispuesto a
impartir la misma bendición a sus hijos hoy. Su palabra declara: ‘Si
alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual
da todos abundantemente y sin reproche, y le será dada’.
Santiago
1:5
. Cuando el que lleva responsabilidades desee sabiduría más que
riqueza, poder o fama, no quedará chasqueado. El tal aprenderá del
gran Maestro no sólo lo que debe hacer, sino también el modo de
hacerlo para recibir la aprobación divina.
“Mientras permanezca consagrado, el hombre a quien Dios dotó
de discernimiento y capacidad no manifestará avidez por los cargos
elevados ni procurará gobernar o dominar. Es necesario que haya
hombres que lleven responsabilidad; pero en vez de contender por