Página 125 - El Ministerio de la Bondad (1977)

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Requisitos para la obra de las mujeres
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se torna en un mero trabajo penoso. Considera la esclavitud de su
vida con repugnancia y se imagina que es una mártir.
Es cierto que las ruedas de la maquinaria doméstica no siempre
se mueven suavemente; hay mucho que pone a prueba la paciencia y
demanda la fuerza. Pero al paso que las madres no son responsables
de las circunstancias sobre las cuales no tienen dominio, es inútil
negar que las circunstancias representan una gran diferencia en lo
que atañe a las madres en su obra de la vida. Pero su condenación
se presenta cuando se permite que las circunstancias dominen y
subviertan sus fundamentos, cuando ellas se cansan y son desleales
a su elevada vocación, y descuidan sus deberes conocidos.
La esposa y madre que vence noblemente las dificultades bajo
las cuales otras se hunden por falta de paciencia y fortaleza para
perseverar, no sólo se hace fuerte ella misma al realizar sus deberes,
sino que su experiencia al vencer las tentaciones y obstáculos, la
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califica para ser una eficiente ayuda para otras, tanto por palabra
como por ejemplo. Muchas que se portan bien en circunstancias
favorables, parecieran sufrir una transformación de su carácter en
la adversidad y la prueba; se deterioran en razón directa de sus
dificultades. Dios nunca tuvo el propósito de que seamos juguete de
las circunstancias.—
The Health Reformer, agosto de 1877
.
Los elementos del carácter cristiano
—Madres, estáis desarro-
llando el carácter. Vuestro compasivo Redentor os observa con amor
y simpatía, listo para oír vuestras oraciones y prestaros la ayuda que
necesitáis en vuestra obra de la vida. El amor, el gozo, la paz, la
tolerancia, la amabilidad, la fe y la caridad son los elementos del
carácter cristiano. Estas gracias preciosas son los frutos del Espíritu.
Son la corona y el escudo del cristiano. El sueño más elevado y la
aspiración más exaltada no pueden apuntar a nada más alto. Nada
puede deparar un contento y satisfacción más perfectos. Estas ad-
quisiciones celestiales no dependen de las circunstancias, ni de la
voluntad o el imperfecto juicio del hombre. El precioso Salvador que
comprende nuestras luchas de corazón y las debilidades en nuestra
naturaleza, se compadece de nosotros y perdona nuestros errores y
nos confiere las gracias que deseamos fervientemente (
Ibid
.).
Una verdadera dama
—¿Cometéis errores? No permitáis que
esto os desanime. Quizá el Señor permite que cometáis pequeños
errores a fin de salvaros de cometer errores mayores. Id a Jesús