Página 126 - El Ministerio de la Bondad (1977)

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El Ministerio de la Bondad
y pedidle que os perdone y entonces creed que lo ha hecho. “Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone
nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad”.
Cuando se os digan palabras despiadadas y desanimadoras, no
las devolváis. No contestéis a menos que podáis devolver una res-
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puesta agradable. Decíos a vosotras mismas: “No chasquearé a mi
Salvador”. La mujer cristiana es una dama. En sus labios está siem-
pre la ley de la bondad. No pronuncia palabras apresuradas. El
pronunciar palabras amables cuando estáis irritadas traerá la luz del
sol a vuestro corazón y hará más suave vuestra senda. Cuando se
le pidió a una escolar que diera una definición de la humildad, dijo:
“Humildes son aquellos que dan respuestas suaves a las preguntas
ásperas”. Cristo dice: “Bienaventurados los mansos: porque ellos
recibirán la tierra por heredad”. Serán los súbditos adecuados del
reino de los cielos, porque están dispuestos a ser enseñados.—
The
Review and Herald, 7 de abril de 1904
.
Llena de gracia y dignidad
—No tratéis la vida como si fuera
un romance sino como una realidad. Realizad vuestros deberes más
pequeños en el temor y amor de Dios, con fidelidad y alegría. Dios
declara: “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel”.
Estudiad la vida que Cristo vivió mientras estuvo en esta tierra.
No descuidó los deberes más pequeños y simples. La perfección
señalaba todo lo que él hacía. Miradlo para pedirle ayuda y seréis
capacitadas para realizar vuestros deberes diarios con la gracia y dig-
nidad de quien está en procura de la corona de vida inmortal (
Ibid
.).
(Consejos dirigidos a “Mis hermanas Tentadas por el Desánimo”.)
Fieles en lo poco
—Mis hermanos y hermanas, no paséis por
alto las cosas pequeñas buscando una obra mayor. Podéis realizar
con éxito la obra pequeña pero fracasaréis completamente al intentar
una obra mayor y caeréis en el desánimo. Manteneos firmemente
donde veáis una obra que hay que realizar. Realizando con vuestra
capacidad lo que vuestras manos hallan para hacer, desarrollaréis
los talentos y la aptitud para una obra mayor. Al descuidar las opor-
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tunidades diarias y las cosas pequeñas, muchos llegan a ser sin fruto
y se marchitan.—
Ibid. 26 de agosto de 1902
.
Atentos a las cosas pequeñas
—Nos espaciamos mucho en la
grandeza de la vida de Cristo. Hablamos de las grandes cosas que
realizó, de los milagros que ejecutó, de cómo habló palabras de paz