Página 142 - El Ministerio de la Bondad (1977)

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El Ministerio de la Bondad
Dios quería poner freno al amor excesivo a los bienes terrenales
y al poder. La acumulación continua de riquezas en manos de una
clase, y la pobreza y degradación de otra clase, eran cosas que produ-
cían grandes males. El poder desenfrenado de los ricos resultaría en
monopolio, y los pobres, aunque en todo sentido tuvieran tanto valor
como aquellos a los ojos de Dios, serían considerados y tratados
como inferiores a sus hermanos más afortunados. Al sentir la clase
pobre esta opresión se despertarían en ella las pasiones. Habría un
sentimiento de desesperación que tendería a desmoralizar la socie-
dad y a abrir la puerta a crímenes de toda índole. Los reglamentos
que Dios estableció tenían por objeto fomentar la igualdad social.
Las medidas del año sabático y del año de jubileo habían de corregir
mayormente lo que en el intervalo se hubiera desquiciado en la
economía social y política de la nación.
Estos reglamentos tenían por objeto beneficiar a los ricos tanto
como a los pobres. Habían de refrenar la avaricia y la inclinación
a exaltarse uno mismo, y habían de cultivar un noble espíritu de
benevolencia; y al fomentar la buena voluntad y la confianza entre
todas las clases, habían de favorecer el orden social y la estabilidad
del gobierno. Todos nosotros estamos entretejidos en la gran tela
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de la humanidad, y todo cuanto hagamos para beneficiar y ayudar
a nuestros semejantes nos beneficiará también a nosotros mismos.
La ley de la dependencia mutua afecta e incluye a todas las clases
sociales. Los pobres no dependen más de los ricos, que los ricos de
los pobres. Mientras una clase pide una parte de las bendiciones que
Dios ha concedido a sus vecinos más ricos, la otra necesita el fiel
servicio, la fuerza del cerebro, de los huesos y de los músculos, que
constituyen el capital de los pobres. ...
Muchos insisten en que todos los hombres deben tener igual-
mente parte en las bendiciones temporales de Dios. Pero tal no fué
el propósito del Creador. La diversidad de condición entre unos y
otros es uno de los medios por los cuales Dios se propone probar
y desarrollar el carácter. Sin embargo, quiere que quienes posean
bienes de este mundo se consideren meramente administradores de
sus posesiones, personas a quienes se confiaron los recursos que se
han de emplear en pro de los necesitados y de los que sufren.
Cristo dijo que habrá siempre pobres entre nosotros; e identi-
fica su interés con el de su pueblo afligido. El corazón de nuestro