Página 162 - El Ministerio de la Bondad (1977)

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El Ministerio de la Bondad
lo aprovecharan con cuidado y economía. “En el barbecho de los
pobres hay mucho pan: mas piérdese por falta de juicio”.
Proverbios
13:23
.
Podemos socorrer perjudicialmente a los pobres si les enseñamos
a depender de los demás. ...
La verdadera caridad ayuda a los hombres a ayudarse a sí mismos
... La verdadera beneficencia es algo más que mera limosna. Entraña
también verdadero interés por el bienestar de los demás. Debemos
tratar de comprender las necesidades de los pobres y angustiados,
y darles la asistencia que mejor los beneficiará. Prestar atención,
tiempo y esfuerzos personales cuesta mucho más que dar dinero,
pero es verdadera caridad.—
Ibid. 147
.
Se requieren esfuerzos físicos y poder moral
—Para regenerar
y reformar han de unirse los esfuerzos físicos y el poder moral en
nuestro empeño. Hemos de procurar ganar conocimiento tanto en lo
temporal como en lo espiritual, a fin de comunicarlo a otros. Hemos
de procurar vivir el Evangelio en todo su significado, para que sus
bendiciones temporales y espirituales puedan sentirse en todo lo que
nos rodea.—
Testimonies for the Church 6:189
.
Perjudicados inconscientemente
—Podemos errar al dar dádi-
vas a los pobres que no resultarán en una bendición para ellos,
induciéndoles a sentir que no necesitan esforzarse y ser económicos,
pues otros no permitirán que ellos sufran. No debemos fomentar la
indolencia ni propiciar hábitos de complacencia propia proporcio-
nando medios para el abandono.—
Historical Sketches of the Foreign
Missions of the Seventh Day Adventist, 293
.
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Podéis dar a los pobres y hacerles daño, porque les enseñáis a
depender de otros. Más bien, enseñadles a sostenerse a sí mismos.
Esta será verdadera ayuda. Los necesitados deben ser colocados en
una condición donde puedan ayudarse a sí mismos.—
Manuscrito
46, 1898
.
No han de ser sostenidos en la ociosidad
—La Palabra de Dios
enseña que el que no trabaja, no debe comer. El Señor no requiere
que los laboriosos sostengan a los que no son diligentes. Hay un
desperdicio del tiempo, una falta de esfuerzo, que originan la pobreza
y la necesidad. Si estas faltas no son advertidas y corregidas por
los que las practican, todo lo que se pueda hacer en su favor es
como poner un tesoro en una canasta con agujeros. Pero hay una