Página 171 - El Ministerio de la Bondad (1977)

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Nuestro deber hacia los desventurados
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tenerse y sostener a su familia, y sin embargo no puede hacerlo,
de modo que sufren por falta del alimento y vestidos necesarios, el
Señor no dará por inocentes a nuestros hermanos que ministran si
consideran con indiferencia a ese hermano o le prescriben condicio-
nes que son virtualmente imposibles de cumplir. ... Hemos de hacer
nuestra la condición del hermano infortunado.
Cualquier descuido de parte de los que pretenden ser seguidores
de Cristo, una omisión en aliviar las necesidades de un hermano
o una hermana que está llevando el yugo de la pobreza o de la
opresión, se registran en los libros del cielo como manifestados a
Cristo en las personas de sus santos. Qué cuenta tendrá el Señor
con muchos, muchísimos, que presentan las palabras de Cristo a
otros pero omiten manifestar tierna simpatía y consideración por un
hermano en la fe que es menos afortunado y tiene menos éxito que
ellos mismos. ...
Si conocisteis las circunstancias de este hermano y no hicisteis
esfuerzos fervientes para aliviarlo, y convertir su opresión en libertad,
no estáis obrando las obras de Cristo, y sois culpables delante de
Dios. Escribo claramente, pues, por la luz que Dios me ha dado, hay
una clase de obra que se descuida.
Puede haber gran interés manifestado en la obra llevada a cabo en
gran escala de alimentar a los desventurados que están en la pobreza.
No tengo objeción a esto, pero es un celo mal orientado si pasamos
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por alto los casos de aquellos que son domésticos de la fe y se
permite que su clamor de angustia suba a Dios debido a sufrimientos
que podríamos aliviar, y al hacerlo representaríamos a Jesucristo con
simpatía y amor. El Señor tiene un conflicto con nosotros por este
descuido. El no puede decir a ningún hombre ni mujer “bien hecho”,
a menos que hayan hecho bien representando los atributos de Cristo:
bondad, compasión y amor a sus prójimos.—
Manuscrito 34, 1894
.
Proveed hogares para los que no los tienen
—Hace años se
me mostró que el pueblo de Dios sería probado en este asunto de
proporcionar hogares a los que no los tienen. Que habría muchos
sin hogar como resultado de creer la verdad. La oposición y la
persecución privarían a los creyentes de sus hogares, y era el deber
de los que tienen hogares abrir sus puertas de par en par a los que no
los tenían. Se me ha mostrado más recientemente que Dios probaría
especialmente a su pueblo profeso en relación con esto.