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El Ministerio de la Bondad
entre vosotros; y al imitar así el ejemplo de vuestro Señor y Maestro,
recibiréis su aprobación y bendición.—
Ibid. 511
.
No es algo baladí ser mayordomo del Señor
—¡Ojalá vieran
inscripto en los costosos adornos de sus hogares, en los cuadros y
muebles: “A los pobres errantes metas en casa”! En el comedor,
donde la mesa está provista con alimento abundante, el dedo de Dios
ha escrito: “¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los
pobres errantes metas en casa?”
Consideren todos, jóvenes y viejos, que no es algo baladí ser
mayordomo del Señor y ser tildado en los libros del cielo de usar los
bienes de una manera egoísta. Los necesitados, los oprimidos, son
dejados en necesidad, mientras el dinero del Señor es malgastado
egoístamente en extravagancias y lujo. ¡Oh, que todos recuerden
que Dios no hace acepción de personas! Es una gran cosa ser un
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mayordomo fiel y leal, delante de un Dios justo e imparcial, quien no
disculpará a ninguno de sus mayordomos ninguna falta de honradez
o robo que le haya sido hecho.—
Manuscrito 11, 1892
.
Se promete una admirable reforma
—Cuando la gracia de
Cristo se exprese en las palabras y obras de los creyentes, la luz
brillará hacia los que están en tinieblas, pues mientras los labios
pronuncien la alabanza de Dios, la mano se extenderá para ayudar
a los que perecen. Leemos que en el día de Pentecostés, cuando
descendió el Espíritu Santo sobre los discípulos, nadie dijo que algo
de lo que poseía era suyo. Todo lo que tenían fué entregado para el
adelanto de una reforma admirable. Y millares se convirtieron en un
día. Cuando el mismo espíritu actúe en los creyentes de hoy y de-
vuelvan a Dios lo que es suyo con la misma liberalidad, se realizará
una amplia obra muy abarcante.—
Manuscrito 95, 1907
.
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