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El Ministerio de la Bondad
No recibimos pago por lo que hacemos, pero debemos tener un
hospital, que cueste tan poco como sea posible, donde podamos
disponer de las instalaciones necesarias para cuidar a los enfermos.
Esta es la obra de Cristo y debe ser nuestra obra. Hemos de seguir
fielmente en las pisadas del Maestro. Encontramos en este lugar a
gente inteligente, que una vez estuvo en puestos cómodos, pero la
pobreza les ha llegado. Les proporcionamos trabajo, les pagamos
por él y así aliviamos sus necesidades. Esta es precisamente la obra
que debe hacerse a fin de curar los males del alma tanto como los
del cuerpo. Cristo es el poderoso Sanador de cuerpo y alma.
Cristo declaró: “A los pobres siempre los tenéis con vosotros”.
¡Oh, cómo anhelo hacer más de lo que estoy haciendo ahora! El
Señor me fortalezca, es mi oración, para que yo pueda hacer todo
lo que él me ha asignado. Ayer fué mandado un cajón de ropa a
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una familia pobre, pero inteligente e industriosa. El hombre es un
excelente obrero, de oficio constructor de coches. Trabaja cuando
puede conseguir trabajo. Este es ahora el tercer cajón de ropa que
le hemos mandado. Las almas están viniendo a la verdad por la
influencia de esta familia, y el hermano Starr va a Sydney para
bautizar a varios que se han convertido a la verdad.
Anhelo ver que avance la obra. Proseguiremos trabajando pacien-
temente y el Señor será el que convenza y convierta. No podemos
descuidar a los pobres. Cristo fué pobre. Conoció la privación y la
necesidad. Empleo cada dólar de mis ingresos en avanzar la obra. ...
Debemos tener el propósito de trabajar mientras dure el día, pues la
noche viene cuando nadie puede obrar.—
Carta 111, 1898
.
Obra médico misionera en los alrededores de Cooranbong
—
La hermana Sara McEnterfer, en compañía del hermano James, mi
quintero, han ido juntamente a visitar al hermano C., quien vive
a unos diez kilómetros de aquí, en el bosque. Este hermano ha
abrazado la verdad desde que vinimos a Cooranbong. ...
Ahora nos han llegado noticias de que nuestro querido hermano
ha caído con fiebre tifoidea. El señor Pringle es el único hombre en
el pueblo que conoce todas las cosas para dar tratamiento sin drogas;
pero hace seis semanas él fué llamado para que atendiera al señor
B., quien también cayó con tifoidea. Ha permanecido con él noche
y día y hace poco ha vuelto a su hogar, cansado por el esfuerzo. Por
lo tanto no se puede contar con que asista al hermano C.