Página 50 - El Ministerio de la Bondad (1977)

Basic HTML Version

46
El Ministerio de la Bondad
amor, cuán débil nuestro interés, cuando se comparan con el amor y
el interés manifestados por nuestro Salvador! Jesús se dió a sí mismo
para redimir nuestra especie; y sin embargo, cuán fácilmente nos
excusamos de dar a Jesús todo lo que tenemos. Nuestro Salvador
se sometió a trabajos cansadores, ignominia y sufrimiento. Fué
repelido, escarnecido, vilipendiado, mientras se dedicaba a la gran
obra que había venido a hacer en la tierra.
¿Preguntáis, hermanos y hermanas, qué modelo copiaremos? No
os indico a hombres grandes y buenos, sino al Redentor del mundo.
Si queréis tener el verdadero espíritu misionero, debéis ser domina-
dos por el amor de Cristo; debéis mirar al Autor y Consumador de
nuestra fe, estudiar su carácter, cultivar su espíritu de mansedumbre
y humildad y andar en sus pisadas.
Muchos suponen que el espíritu misionero y las cualidades para
el trabajo misionero constituyen un don especial que se otorga a
[60]
los ministros y a unos pocos miembros de la iglesia, y que todos
los demás han de ser meros espectadores. Nunca ha habido mayor
error. Todo verdadero cristiano ha de poseer un espíritu misionero,
porque el ser cristiano es ser como Cristo. Nadie vive para sí, “y si
alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de él”. Todo aquel
que haya gustado las potestades del mundo venidero, sea joven o
anciano, sabio o ignorante, será movido por el espíritu que animaba
a Cristo. El primer impulso del corazón renovado consiste en traer
a otros también al Salvador. Aquellos que no poseen ese deseo
dan muestras de que han perdido su primer amor; deben examinar
detenidamente su propio corazón a la luz de la Palabra de Dios y
buscar fervientemente un nuevo bautismo del Espíritu; deben orar
por una comprensión más profunda de aquel admirable amor que
Jesús manifestó por nosotros al dejar el reino de gloria, y al venir
a un mundo caído para salvar a los que perecían.—
Joyas de los
Testimonios 2:126, 127
.
La interpretación que da Cristo del Evangelio
—El divino
mandato no necesita reforma. La senda de Cristo de la verdad pre-
sente no necesita mejorarse. El Salvador dió a sus discípulos leccio-
nes prácticas, enseñándoles cómo trabajar de modo que las almas se
gocen en la verdad. Simpatizó con los cansados, agobiados y opri-
midos. Alimentó a los hambrientos y sanó a los enfermos. Anduvo
constantemente haciendo bienes. Mediante el bien que hacía, con