Página 99 - El Ministerio de la Bondad (1977)

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En las pisadas del maestro
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Suplid primero las necesidades temporales
—Los dolientes e
indigentes de todas clases son nuestros prójimos; y cuando llegamos
a conocer sus necesidades, es nuestro deber aliviarlas en cuanto sea
posible. En esta parábola [del buen samaritano] se saca a luz un
principio que todos los que siguen a Cristo debieran adoptar. Suplid
primero las necesidades temporales de los menesterosos, aliviad sus
menesteres y sufrimientos físicos, y luego hallaréis abierta la puerta
del corazón, donde podréis implantar las buenas semillas de virtud y
religión.—
Testimonios Selectos 3:269
.
Un mundo que salvar
—Recordad que hay un mundo que sal-
var. Hemos de realizar nuestra parte, estando cerca de Cristo como
sus colaboradores. El es la cabeza; nosotros somos su mano ayuda-
dora. Su designio es que nosotros, al hacer obra médico-misionera,
desatemos a los agobiados y pongamos en libertad a los oprimidos.
No cerremos los ojos a la miseria que nos rodea, ni nuestros oídos a
los clamores de desesperación que ascienden continuamente. Cristo
es el más grande misionero que el mundo jamás haya conocido.
Vino para elevar y animar a los dolientes y desesperados, y en esta
forma hemos de cooperar con él.—
Manuscrito 31, 1901
.
Buscad las pisadas de Cristo en los tugurios de la pobreza
Muchos piensan que sería un gran privilegio visitar el escenario de
la vida de Cristo en la tierra, andar donde él anduvo, mirar el lago en
cuya orilla se deleitaba en enseñar y las colinas y valles en los cuales
sus ojos con tanta frecuencia reposaron. Pero no necesitamos ir a
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Nazaret, Capernaúm y Betania para andar en las pisadas de Jesús.
Hallaremos sus huellas al lado del lecho del enfermo, en los tugurios
de los pobres, en las atestadas callejuelas de la gran ciudad, y en
todo lugar donde haya corazones humanos que necesiten consuelo.
Al hacer como Jesús hizo cuando estaba en la tierra, andaremos en
sus pisadas.—
El Deseado de Todas las Gentes, 595
.
El Evangelio alivia a los que sufren
—La obra médico-
misionera da a la humanidad el Evangelio que la alivia de sus su-
frimientos. Esta es la primera obra del Evangelio. Es el Evangelio
practicado, la compasión de Cristo revelada. Hay gran necesidad
de esta obra, y el mundo está abierto a ella. Permita Dios que sea
comprendida la importancia de la obra médico-misionera, y que
inmediatamente se entre en nuevos campos.—
Manuscrito 55, 1901
.