Página 100 - El Ministerio de Curacion (1959)

Basic HTML Version

96
El Ministerio de Curacion
Se necesitan misioneros que lo sean de corazón. Aquel cuyo
corazón ha sido conmovido por Dios anhela ganar a los que nunca
conocieron el amor divino. La condición en la cual están le hace
simpatizar con su aflicción. Sale dispuesto a exponer la vida, enviado
e inspirado del Cielo, para desempeñar una obra en que los ángeles
puedan cooperar.
Si aquellos a quienes Dios confió grandes talentos del intelecto
los consagran a un uso egoísta, quedarán abandonados a su suerte
después de un período de prueba. Dios elegirá a hombres que no
parecen tan bien dotados, que no tienen mucha confianza en sí
mismos, y fortalecerá a los débiles porque creen que él hará por ellos
[109]
lo que de suyo no pueden hacer. Dios acepta el servicio prestado de
todo corazón, y suplirá las deficiencias.
Muchas veces el Señor escogió por colaboradores a hombres que
sólo habían obtenido una instrucción limitada en las escuelas. Los
tales usaron sus facultades con el mayor celo, y el Señor recompensó
su fidelidad en la obra, así como la diligencia y sed de conocimientos
de que dieron prueba. Vió sus lágrimas y oyó sus oraciones. Así
como su bendición descendió sobre los cautivos en la corte de
Babilonia, otorga hoy sabiduría y conocimiento a los que por él
trabajan.
Hombres faltos de educación escolar y de humilde situación
social, han obtenido, mediante la gracia de Cristo, admirable éxito
en la obra de ganar almas para él. El secreto de ese éxito era la
confianza que tenían en Dios. Aprendían cada día de Aquel que es
admirable en consejo y poderoso en fortaleza.
Tales obreros deben recibir aliento. El Señor los relaciona con
otros de más capacidad para llenar los claros que otros dejan. La
rapidez con que advierten qué debe hacerse, su prontitud en auxiliar
a los necesitados, sus amistosas palabras y acciones, les deparan
oportunidades de ser útiles, que de otro modo les serían vedadas. Se
acercan a los que están en dificultad, y la influencia persuasiva de
sus palabras lleva a Dios a muchas almas temerosas. Su obra denota
lo que otros miles de personas podrían hacer si quisieran.