Página 102 - El Ministerio de Curacion (1959)

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El Ministerio de Curacion
es tan esencial como la de salvar las almas entenebrecidas que viven
en países lejanos. Si algunos sienten responsabilidad para con esas
almas lejanas, los muchos que quedan en su propio país han de sentir
esa misma preocupación por las almas que los rodean y trabajar con
el mismo celo para salvarlas.
Muchos lamentan llevar una vida de horizontes limitados; pero
pueden ensancharla y hacerla influyente si quieren. Los que aman a
Jesús de corazón, mente y alma, y a su prójimo como a sí mismos,
tienen ancho campo en que emplear su capacidad e influencia.
Menudas oportunidades
No desaprovechéis las oportunidades menudas, para aspirar a una
obra mayor. Podríais desempeñar con éxito la obra menor, mientras
que fracasaríais por completo al emprender la mayor y caeríais en el
desaliento. Al hacer lo que os viene a mano desarrollaréis aptitudes
para una obra mayor. Por despreciar las oportunidades diarias y
descuidar las cosas pequeñas que podrían hacer, muchos se vuelven
estériles y mustios.
No dependáis del auxilio humano. Mirad más allá de los seres
humanos, a Aquel que fué designado por Dios para que llevara nues-
tros dolores y tristezas, y para que satisficiera nuestras necesidades.
Fiados en la Palabra de Dios, empezad doquiera encontréis algo que
hacer y seguid adelante con fe firme. La fe en la presencia de Cristo
nos da fuerza y firmeza. Trabajad con abnegado interés, con solícito
afán y perseverante energía.
En campos de condiciones tan adversas y desalentadoras que
pocos quieren ir allá, se han realizado cambios notables mediante
los esfuerzos de obreros abnegados. Con paciencia y perseverancia
trabajaron, confiando y descansando no en el poder humano, sino en
Dios, cuya gracia los sostuvo. Nunca se conocerá en este mundo todo
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el bien que hicieron, pero sus benditos resultados se manifestarán
en la vida venidera.
Misioneros que se sostienen a sí mismos
En muchas partes pueden trabajar con éxito misioneros que se
mantienen a sí mismos. Así trabajó el apóstol Pablo al esparcir el