Página 155 - El Ministerio de Curacion (1959)

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La oración por los enfermos
La Escritura dice que “es necesario orar siempre, y no desma-
yar” (
Lucas 18:1
); y si hay momento alguno en que los hombres
sientan necesidad de orar, es cuando la fuerza decae y la vida parece
escapárseles. Muchas veces los sanos olvidan los favores maravi-
llosos que reciben pródigamente, día tras día, año tras año, y no
tributan alabanzas a Dios por sus beneficios. Pero cuando sobreviene
la enfermedad, entonces se acuerdan de Dios. Cuando falta la fuerza
humana, el hombre siente necesidad de la ayuda divina. Y nunca se
aparta nuestro Dios misericordioso del alma que con sinceridad le
pide auxilio. El es nuestro refugio en la enfermedad y en la salud.
“Como el padre se compadece de los hijos,
se compadece Jehová de los que le temen.
Porque él conoce nuestra condición;
acuérdase que somos polvo.”
Salmos 103:13, 14
.
“A causa del camino de su rebelión
y a causa de sus maldades,” los hombres “fueron afligidos.
Su alma abominó toda vianda,
y llegaron hasta las puertas de la muerte.”
“Mas clamaron a Jehová en su angustia,
y salvólos de sus aflicciones.
Envió su palabra, y curólos,
y librólos de su ruina.”
Salmos 107:17-20
.
Dios está tan dispuesto hoy a sanar a los enfermos como cuando
el Espíritu Santo pronunció aquellas palabras por medio del salmista.
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Cristo es el mismo médico compasivo que cuando desempeñaba su
ministerio terrenal. En él hay bálsamo curativo para toda enferme-
dad, poder restaurador para toda dolencia. Sus discípulos de hoy
deben rogar por los enfermos con tanto empeño como los discípulos
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