Página 183 - El Ministerio de Curacion (1959)

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En contacto con la naturaleza
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Ventajas del campo
Para los enfermos crónicos nada hay tan eficaz para devolver la
salud y la felicidad como vivir entre bellezas del campo. Allí los
más desvalidos puede sentarse o acostarse al sol o a la sombra de
los árboles. Con sólo alzar los ojos ven el hermoso follaje. Una
dulce sensación de quietud y de refrigerio se apodera de ellos al
oír el susurro de las brisas. El espíritu desfalleciente revive. La
fuerza ya menguada se restaura. Inconscientemente el ánimo se
apacigua, el pulso febril vuelve a su condición normal. Conforme se
van fortaleciendo, los enfermos se arriesgan a dar unos pasos para
arrancar algunas de las bellas flores, preciosas mensajeras del amor
de Dios para con su afligida familia terrenal.
Hay que idear planes para mantener a los enfermos al aire libre.
A los que pueden trabajar, proporcióneseles alguna ocupación fácil
y agradable. Muéstreseles cuán placentero y útil es el trabajo hecho
de puertas afuera.
Anímeseles a respirar el aire fresco. Enséñeseles a respirar hon-
damente y ejercitar los músculos abdominales para respirar y al
hablar. Esta educación es de valor incalculable.
El ejercicio al aire libre debería recetarse como necesidad vivifi-
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cante; y para semejante ejercicio no hay nada mejor que el cultivo
del suelo. Déseles a los pacientes unos cuadros de flores que cuidar,
o algún trabajo que hacer en el vergel o en la huerta. Al ser alenta-
dos a dejar sus habitaciones y pasar una parte de su tiempo al aire
libre, cultivando flores o haciendo algún trabajo liviano y agradable,
dejarán de pensar en sí mismos y en sus dolencias.
Cuanto más tiempo esté el paciente afuera, menos cuidados
exigirá. Cuanto más alegre sea la atmósfera en que se encuentre,
más esperanzado estará. Por muy elegantemente amueblada que
esté la casa, al estar encerrado en ella se volverá irritable y sombrío.
Ponedle en medio de las bellezas de la naturaleza, donde pueda ver
crecer las flores y oír cantar a los pajarillos, y su corazón prorrumpirá
en cantos que armonicen con los de las aves. Su cuerpo y su mente
obtendrán alivio. La inteligencia se le despertará, la imaginación se
le avivará, y su mente quedará preparada para apreciar la belleza de
la Palabra de Dios.