Página 187 - El Ministerio de Curacion (1959)

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Higiene general
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minuye si se los tiene apretados y comprimidos. De ahí los malos
efectos de la costumbre tan común, principalmente en las ocupa-
ciones sedentarias, de encorvarse al trabajar. En esta posición es
imposible respirar hondamente. La respiración superficial se vuelve
pronto un hábito, y los pulmones pierden la facultad de dilatarse. Se
produce un efecto semejante al apretarse el corsé. No se da entonces
espacio suficiente a la parte inferior del pecho; los músculos abdo-
minales, destinados a ayudar a la respiración, no tienen libre juego,
y se limita la acción de los pulmones.
Así se recibe una cantidad insuficiente de oxígeno. La sangre
se mueve perezosamente. Los productos tóxicos del desgaste, que
deberían ser eliminados por la espiración, quedan dentro del cuerpo
y corrompen la sangre. No sólo los pulmones, sino el estómago, el
hígado y el cerebro, quedan afectados. La piel se pone cetrina, la
digestión se retarda, se deprime el corazón, se anubla el cerebro,
los pensamientos se vuelven confusos, se entenebrece el espíritu,
el organismo entero queda deprimido e inactivo y particularmente
expuesto a la enfermedad.
Los pulmones eliminan continuamente impurezas, y necesitan
una provisión constante de aire puro. El aire impuro no proporciona
la cantidad necesaria de oxígeno, y entonces la sangre pasa por
el cerebro y demás órganos sin haber sido vivificada. De ahí que
resulte indispensable una ventilación completa. Vivir en aposentos
cerrados y mal ventilados, donde el aire está viciado, debilita el
organismo entero, que se vuelve muy sensible al frío y enferma a
la menor exposición al aire. La reclusión en las habitaciones es lo
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que torna pálidas y débiles a muchas mujeres. Respiran y vuelven a
respirar el mismo aire viciado, hasta recargarlo de materias tóxicas
expelidas por los pulmones y los poros, y las impurezas regresan así
a la sangre.
Ventilación y sol
En la construcción de edificios de utilidad pública o en los des-
tinados a viviendas, urge asegurar buena ventilación y mucho sol.
Las iglesias y las escuelas adolecen muchas veces de deficiencia
en este respecto. A la falta de ventilación se debe una gran parte