Página 189 - El Ministerio de Curacion (1959)

Basic HTML Version

Higiene general
185
en cambio hermoseará con los colores de la salud las mejillas de los
niños.
Quienes hayan de cuidar ancianos deben recordar que éstos,
más que nadie, necesitan cuartos abrigados y cómodos. Con los
años, el vigor declina y mengua la fuerza vital con que resistir a las
influencias malsanas. De ahí que sea tan necesario proporcionar a
las personas de edad mucha luz y mucho aire puro.
La limpieza escrupulosa es esencial para la salud del cuerpo
y de la mente. El cuerpo elimina continuamente impurezas por
conducto de la piel, cuyos millones de poros se obstruyen pronto
con la acumulación de desechos si no se la limpia por medio de
frecuentes baños. Entonces las impurezas que debieran evacuarse
por la piel sobrecargan los demás órganos de eliminación.
[210]
A muchas personas les aprovecharía un baño frío o tibio cada día,
por la mañana o por la noche. En vez de aumentar la propensión a
resfriarse, el baño, tomado debidamente, fortalece contra el frío, pues
estimula la circulación. La sangre es atraída a la superficie, de modo
que circula con mayor facilidad, y vigoriza tanto el cuerpo como
la mente. Los músculos se vuelven más flexibles, la inteligencia
más aguda. El baño calma los nervios. Ayuda a los intestinos, al
estómago y al hígado, y favorece la digestión.
Importa también que la ropa esté siempre limpia. Las prendas
de vestir que se llevan puestas absorben los desechos que el cuerpo
elimina por los poros, y si no se mudan y lavan con frecuencia, el
cuerpo volverá a absorber todas esas impurezas.
Cualquier forma de desaseo fomenta la enfermedad. Los gér-
menes mortíferos abundan en los rincones obscuros y descuidados,
en los desechos pútridos, en la humedad y el moho. No se toleren
cerca de la casa los desperdicios de verduras ni los montones de
hojas caídas que se pudren y vician el aire. No debe haber tampoco
dentro de la casa cosas sucias o descompuestas. En ciudades con-
sideradas completamente sanas, más de una epidemia de fiebre se
debió a substancias pútridas toleradas alrededor de la casa de algún
propietario negligente.
La limpieza perfecta, la abundancia de sol, la cuidadosa atención
a las condiciones sanitarias de todo detalle de la vida doméstica,
son esenciales para librarse de las enfermedades y para alegrar y
vigorizar a los que vivan en la casa.
[211]