Página 207 - El Ministerio de Curacion (1959)

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La alimentación y la salud
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No debe haber gran variedad de manjares en una sola comida,
pues esto fomenta el exceso en el comer y causa la indigestión.
Preparación del alimento
No conviene ingerir frutas y verduras en la misma comida, pues a
las personas de digestión débil esta combinación les produce muchas
veces desórdenes gástricos e incapacidad para el esfuerzo mental.
Es mejor consumir la fruta en una comida y las verduras en otra.
Las comidas deben ser variadas. Los mismos manjares, prepa-
rados del mismo modo, no deben figurar en la mesa, comida tras
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comida y día tras día. Las comidas se ingieren con mayor gusto y
aprovechan mucho más cuando los manjares son variados.
Error grave es comer tan sólo para agradar al paladar; pero la
calidad de los comestibles o el modo de prepararlos no es indife-
rente. Si el alimento no se come con gusto, no nutrirá tan bien al
organismo. La comida debe escogerse cuidadosamente y prepararse
con inteligencia y habilidad.
En la elaboración del pan, la harina blanca muy fina no es la
mejor. Su uso no es saludable ni económico. El pan de flor de
harina carece de los elementos nutritivos que se encuentran en el
pan amasado con harina integral de trigo. Es causa frecuente de
estreñimiento y otros efectos malsanos.
El uso de sosa de leudar, o polvos de hornear, en la elaboración
del pan es nocivo e inútil. La sosa inflama el estómago, y a veces
envenena todo el organismo. Muchas cocineras se figuran que no
pueden hacer buen pan sin sosa, pero esto es un error. Si quisieran
tomarse la molestia de aprender mejores métodos, su pan sería más
sano, y también más sabroso para un paladar normal.
En la elaboración del pan leudado con levadura, no se debe
emplear leche en vez de agua, pues el pan resulta así inútilmente
más caro y mucho menos sano. El pan de leche no se conserva tanto
tiempo después de cocido como el pan hecho con agua, y fermenta
con más facilidad en el estómago.
El pan debe ser ligero y agradable, sin acidez. Los panes deben
ser pequeños, y tan bien cocidos que, en cuanto sea posible, los
gérmenes de la levadura queden destruídos. Cuando está caliente y
recién cocido, el pan leudado, cualquiera que sea su calidad, no es