Página 212 - El Ministerio de Curacion (1959)

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El Ministerio de Curacion
El exceso de comida recarga el organismo, y crea condiciones
morbosas y febriles. Hace afluir al estómago una cantidad excesiva
de sangre, lo que muy luego enfría las extremidades. Impone también
un pesado recargo a los órganos digestivos, y cuando éstos han
cumplido su tarea, se experimenta decaimiento y languidez. Los
que se exceden así continuamente en el comer llaman hambre a
esta sensación; pero en realidad no es más que el debilitamiento de
los órganos digestivos. A veces se experimenta embotamiento del
cerebro, con aversión para todo trabajo mental o físico.
Estos síntomas desagradables se dejan sentir porque la naturaleza
hizo su obra con un gasto inútil de fuerza vital y quedó completamen-
te exhausta. El estómago clama: “Dadme descanso.” Pero muchos lo
interpretan como una nueva demanda de alimento; y en vez de dar
descanso al estómago le imponen más carga. En consecuencia es
frecuente que los órganos digestivos estén gastados cuando debieran
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seguir funcionando bien.
No debemos proveer para el sábado una cantidad de alimento
más abundante ni variada que para los demás días. Por el contrario,
el alimento debe ser más sencillo, y debe comerse menos para que
la mente se encuentre despejada y vigorosa para entender las cosas
espirituales. A estómago cargado, cerebro pesado. Pueden oírse las
más hermosas palabras sin apreciarlas, por estar confusa la mente
a causa de una alimentación impropia. Al comer con exceso en
el día de reposo, muchos contribuyen más de lo que se figuran a
incapacitarse para aprovechar los recursos de edificación espiritual
que ofrece ese día.
Debe evitarse el cocinar en sábado; pero no por esto es nece-
sario servir los alimentos fríos. En tiempo frío debe calentarse la
comida preparada la víspera. Aunque sencillas, las comidas deben
ser apetitosas y agradables. Con particularidad en las familias donde
hay niños, conviene que el sábado se sirva algo especial, algo que la
familia no suela disfrutar cada día.
Cuando se han contraído hábitos dietéticos erróneos debe pro-
cederse sin tardanza a una reforma. Cuando el abuso del estómago
ha resultado en dispepsia deben hacerse esfuerzos cuidadosos para
conservar el resto de la fuerza vital, evitando todo recargo inútil.
Puede ser que el estómago nunca recupere la salud completa después
de un largo abuso; pero un régimen dietético conveniente evitará un