Página 213 - El Ministerio de Curacion (1959)

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La alimentación y la salud
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mayor aumento de la debilidad, y muchos se repondrán más o me-
nos del todo. No es fácil prescribir reglas para todos los casos; pero
prestando atención a los buenos principios dietéticos se realizarán
grandes reformas, y la persona que cocine no tendrá que esforzarse
tanto para halagar el apetito.
La moderación en el comer se recompensa con vigor mental y
moral, y también ayuda a refrenar las pasiones. El exceso en el comer
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es particularmente perjudicial para los de temperamento lerdo. Los
tales deben comer con frugalidad y hacer mucho ejercicio físico.
Hay hombres y mujeres de excelentes aptitudes naturales que por
no dominar sus apetitos no realizan la mitad de aquello de que son
capaces.
En esto pecan muchos escritores y oradores. Después de comer
mucho, se entregan a sus ocupaciones sedentarias, leyendo, estu-
diando o escribiendo, sin darse tiempo para hacer ejercicio físico.
En consecuencia, el libre flujo de los pensamientos y las palabras
queda contenido. No pueden escribir ni hablar con la fuerza e inten-
sidad necesarias para llegar al corazón de la gente, y sus esfuerzos
se embotan y esterilizan.
Quienes llevan importantes responsabilidades, y sobre todo los
que velan por intereses espirituales, deben ser hombres de aguda
percepción e intensos sentimientos. Más que nadie necesitan ser
sobrios en el comer. Nunca debiera haber en sus mesas manjares
costosos y suculentos.
Los que desempeñan cargos de confianza deben hacer diaria-
mente resoluciones de gran trascendencia. A menudo deben pensar
con rapidez, y esto sólo pueden hacerlo con éxito los que practican
la estricta templanza. La mente se fortalece bajo la influencia del
correcto tratamiento dado a las facultades físicas e intelectuales. Si
el esfuerzo no es demasiado grande, cada nueva tarea añade nuevo
vigor. No obstante, muchas veces el trabajo de los que tienen planes
de acción importantes que estudiar y decisiones no menos impor-
tantes que tomar, queda siniestramente afectado por un régimen
alimenticio impropio. El desarreglo del estómago perturba la mente.
A menudo causa irritabilidad, aspereza o injusticia. Más de un plan
de acción que hubiera podido ser beneficioso para el mundo se ha
desechado; más de una medida injusta, opresiva y aun cruel ha sido