Página 251 - El Ministerio de Curacion (1959)

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Elección y arreglo del hogar
El Evangelio simplifica maravillosamente los problemas de la
vida. Las instrucciones que da, bien aprovechadas, resolverían mu-
chas perplejidades y nos guardarían de muchos yerros. Nos enseña
a estimar las cosas en su verdadero valor, y a dedicar nuestro mayor
esfuerzo a las cosas de mayor mérito, que son las que han de durar.
Necesitan esta lección aquellos sobre quienes recae la responsabili-
dad de elegir morada. No deberían dejarse apartar del fin superior.
Recuerden que el hogar terrenal ha de ser una preparación para el
celestial, del cual es símbolo. La vida es una escuela práctica, de la
que padres e hijos han de salir graduados para ingresar en la escuela
superior de las mansiones de Dios. Sea éste el propósito que dirija
la elección del punto en que se piensa fundar el hogar. No hay que
dejarse llevar por el deseo de riquezas, ni por las exigencias de la
moda, ni por las costumbres de la sociedad. Téngase antes presente
lo que más favorezca la sencillez, la pureza, la salud y el verdadero
mérito.
En el mundo entero, las ciudades se vuelven semilleros del vicio.
Por doquiera se ve y se oye el mal. En todas partes se encuentran
incentivos a la sensualidad y a la disipación. La marea de la corrup-
ción y del crimen sube de continuo. Cada día se registran actos de
violencia: robos, asesinatos, suicidios y crímenes indecibles.
La vida en las ciudades es falsa y artificial. La intensa pasión
por el dinero, el torbellino y el afán de los placeres, la fiebre de la
ostentación, el lujo y la prodigalidad son otras tantas fuerzas que
impiden a la mayoría de la humanidad que cumpla el verdadero fin
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de la vida. Abren la puerta a una infinidad de males y ejercen sobre
la juventud un poder casi irresistible.
Una de las tentaciones más sutiles y peligrosas que asaltan a los
niños y a los jóvenes en las ciudades es el afán de placeres. Muchos
son los días de fiesta; los juegos y las carreras de caballos arrastran
a miles, y el torbellino de las excitaciones y del placer los distraen
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