Página 252 - El Ministerio de Curacion (1959)

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El Ministerio de Curacion
de los austeros deberes de la vida. El dinero que debiera ahorrarse
para mejores fines se desperdicia en diversiones.
Debido a la actuación de compañías monopolizadoras y a los
resultados de las confederaciones obreras y las huelgas, las condi-
ciones de la vida en las ciudades se hacen cada vez más difíciles.
Graves disturbios nos aguardan, y muchas familias se verán en la
necesidad de abandonar la ciudad.
El ambiente físico de las ciudades es muchas veces un peligro
para la salud. La exposición constante al contagio, el aire viciado, el
agua impura, el alimento adulterado, las viviendas obscuras, malsa-
nas, y atestadas de seres humanos, son algunos de los muchos males
con que se tropieza a cada paso.
No era el propósito de Dios que los hombres vivieran hacinados
en las ciudades, confinados promiscuamente en estrechos alojamien-
tos. Al principio Dios puso a nuestros primeros padres entre las
bellezas naturales en medio de las cuales quisiera que nos deleitáse-
mos hoy. Cuanto mejor armonicemos con el plan original de Dios,
más fácil nos será asegurar la salud del cuerpo, de la mente y del
alma.
La vivienda costosa, el mobiliario primoroso, el boato, el lujo
y la holgura no suministran las condiciones indispensables para
una vida feliz y provechosa. Jesús vino a esta tierra para realizar
la obra más importante que haya sido jamás efectuada entre los
hombres. Vino como embajador de Dios para enseñarnos cómo
vivir para obtener los mejores resultados de la vida. ¿Cuáles fueron
las condiciones escogidas por el Padre infinito para su Hijo? Un
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hogar apartado en los collados de Galilea; una familia mantenida
por el trabajo honrado y digno; una vida sencilla; la lucha diaria
con las dificultades y penurias; la abnegación, la economía y el
servicio paciente y alegre; las horas de estudio junto a su madre,
con el rollo abierto de las Escrituras; la tranquilidad de la aurora
o del crepúsculo en el verdeante valle; las santas actividades de
la naturaleza; el estudio de la creación y la providencia, así como
la comunión del alma con Dios: tales fueron las condiciones y las
oportunidades que hubo en los primeros años de la vida de Jesús.
Tal fué el caso también para la gran mayoría de los hombres me-
jores y más nobles de todas las edades. Leed la historia de Abrahán,
de Jacob y de José, de Moisés, de David y de Eliseo. Estudiad la vida