Página 264 - El Ministerio de Curacion (1959)

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El Ministerio de Curacion
quedan sin abrigo ni ropa suficiente, las arterias y las venas se con-
traen, las partes más sensibles del cuerpo se enfrían, y la circulación
de la sangre se entorpece.
En los niños que crecen hay que favorecer todas las fuerzas de
la naturaleza para facilitarles el perfeccionamiento de la estructura
física. Si los miembros quedan insuficientemente abrigados, los
niños, y principalmente las niñas, no pueden salir de casa sino cuando
el aire es tibio, y por temor al frío se los tiene encerrados. Si los
niños están bien abrigados, el ejercicio al aire libre, en verano o en
invierno, les será provechoso.
Las madres que desean que sus hijos e hijas gocen del vigor de
la salud, deben vestirlos convenientemente y alentarlos a que estén
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al aire libre siempre que el tiempo lo permita. Costará tal vez no
poco esfuerzo romper las cadenas de la costumbre, y vestir y educar
a los niños con respecto a la salud; pero el resultado compensará
con creces el esfuerzo.
La alimentación del niño
El mejor alimento para el niño es el que suministra la naturaleza.
No debe privársele de él sin necesidad. Es muy cruel que la madre,
por causa de las conveniencias y los placeres sociales, procure liber-
tarse del desempeño de su ministerio materno de amamantar a su
pequeñuelo.
La madre que consiente que otra mujer nutra a su hijo debe
considerar cuáles puedan ser los resultados. La nodriza comunica
hasta cierto punto su propio temperamento y genio al niño a quien
amamanta.
Difícil sería exagerar la importancia que tiene el hacer adquirir a
los niños buenos hábitos dietéticos. Necesitan aprender que comen
para vivir y no viven para comer. Esta educación debe empezar
cuando la criatura está todavía en brazos de su madre. Hay que
darle alimento tan sólo a intervalos regulares, y con menos frecuen-
cia conforme va creciendo. No hay que darle dulces ni comida de
adultos, pues no la puede digerir. El cuidado y la regularidad en la
alimentación de las criaturas no sólo fomentarán la salud, y así las
harán sosegadas y de genio apacible, sino que echarán los cimientos
de hábitos que los beneficiarán en los años subsiguientes.