Página 268 - El Ministerio de Curacion (1959)

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Influencia del hogar
El hogar debe ser para los niños el sitio más agradable del mundo,
y la presencia de la madre en él debe ser su mayor atractivo. Los
niños son por naturaleza sensibles y amantes. Es fácil contentarlos o
hacerlos infelices. Por medio de suave disciplina, palabras y actos
cariñosos, las madres pueden conquistar el corazón de sus hijos.
A los niños les gusta la compañía, y raras veces quieren estar so-
los. Anhelan simpatía y ternura. Creen que lo que les gusta agradará
también a la madre, y es natural que acudan a ella con sus menudas
alegrías y tristezas. La madre no debe herir sus corazones sensibles
tratando con indiferencia asuntos que, si bien son baladíes para ella,
tienen gran importancia para ellos. La simpatía y aprobación de la
madre les son preciosas. Una mirada de aprobación, una palabra de
aliento o de encomio, serán en sus corazones como rayos de sol que
muchas veces harán feliz el día entero.
En vez de despedir a sus hijos, para no verse molestada por el
ruido que producen ni por sus menudas demandas, idee la madre en-
tretenimientos o labores fáciles que mantengan ocupadas las activas
manos e inteligencias.
Identificándose con los sentimientos de sus hijos y dirigiendo sus
diversiones y ocupaciones, la madre se ganará su confianza, y le será
más fácil corregir los malos hábitos que tengan, o contrarrestar sus
manifestaciones de egoísmo y de ira. Una palabra de advertencia o
de reprobación, dicha en momento oportuno, será de gran valor. Con
amor paciente y vigilante puede encaminar en la debida dirección
la inteligencia de sus hijos y cultivar en ellos hermosos y atractivos
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rasgos de carácter.
Las madres deben educar a sus hijos de modo que no se apoyen
siempre en los demás ni piensen únicamente en sí mismos. No deben
inducirlos a creer que todo debe girar en derredor suyo. Algunos
padres dedican mucho tiempo y atención a jugar con sus hijos; pero
los niños deben aprender a jugar solos, a ejercitar su ingenio y habi-
lidad. De este modo sabrán contentarse con placeres sencillos. Debe
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