Influencia del hogar
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enseñárseles a soportar valientemente sus pequeños desengaños y
pruebas. En vez de hacerles reparar en el menor dolorcillo, distráiga-
seles la atención y enséñeseles a pasar por alto leves contratiempos
y penas. Procúrese sugerirles medios de aprender a ser atentos para
con los demás.
Requieren atención constante
Pero no hay que descuidar a los niños. Recargadas con muchos
cuidados, las madres consideran a veces que no pueden dedicar
tiempo alguno para enseñar con paciencia a sus pequeñuelos y de-
mostrarles amor y simpatía. Recuerden empero que si los hijos no
encuentran en sus padres ni en el hogar la satisfacción de su deseo
de simpatía y de compañerismo, la buscarán en otra parte, donde tal
vez peligren su espíritu y su carácter.
Por falta de tiempo y reflexión, más de una madre niega a sus
hijos tal o cual placer inocente, mientras que sus dedos hábiles y
sus ojos cansados se empeñan con diligencia en labores destinadas
solamente al adorno, que a lo sumo sólo sirven para fomentar la
vanidad y la prodigalidad en sus jóvenes corazones. Al acercarse los
jóvenes a la edad adulta, estas lecciones dan por fruto el orgullo y la
falta de dignidad moral. La madre se queja de las faltas de sus hijos,
pero no se da cuenta de que cosecha lo que ella misma sembró.
Hay madres que no tratan a sus hijos de un modo uniforme. A
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veces les permiten hacer o tener cosas que les perjudican, y otras
veces les niegan placeres inocentes que llenarían de contento los
corazones infantiles. En esto no siguen el ejemplo de Cristo, quien
amaba a los niños, comprendía sus sentimientos y simpatizaba con
ellos en sus placeres y sus pruebas.
Responsabilidad del padre
El esposo y padre es cabeza de la familia. Es justo que la esposa
busque en él amor, simpatía y ayuda para la educación de los hijos,
pues son de él tanto como de ella, y él tiene tanto interés como ella
en el bienestar de ellos. Los hijos buscan sostén y dirección en el
padre, quien necesita tener un concepto correcto de la vida y de las
influencias y compañías que han de rodear a su familia. Ante todo,