Página 292 - El Ministerio de Curacion (1959)

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El Ministerio de Curacion
a su Hijo al mundo para que manifestara, en la medida en que la
humana visión pudiera mirarlos, la naturaleza y los atributos del
Dios invisible.
Revelado a los discípulos
Estudiemos las palabras que Cristo pronunció en el cenáculo,
la víspera de su crucifixión. Estaba ya a punto de consumar su
sacrificio, y procuraba consolar a sus discípulos, que iban a sufrir
tan terrible tentación y tan dura prueba.
“No se turbe vuestro corazón—dijo:—Creéis en Dios, creed
también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay: de
otra manera os lo hubiera dicho: voy, pues, a preparar lugar para
vosotros. ...
“Dícele Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas: ¿cómo, pues,
podemos saber el camino? Jesús le dice: Yo soy el camino, y la
verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocie-
seis, también a mi Padre conocierais: y desde ahora le conocéis, y le
habéis visto.
“Dícele Felipe, Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le
dice: ¿Tanto tiempo ha que estoy con vosotros, y no me has conocido,
Felipe? El que me ha visto, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú:
Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre
en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo de mí mismo: mas
el Padre que está en mí, él hace las obras.”
Juan 14:1-10
.
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Los discípulos no entendían aún lo que Cristo les decía respecto
de su relación con Dios. Gran parte de su enseñanza quedaba aún
obscura para ellos. Cristo quería que tuvieran un conocimiento de
Dios más claro y preciso.
“Estas cosas os he hablado en proverbios—dijo:—la hora viene
cuando ya no os hablaré por proverbios, pero claramente os anun-
ciaré del Padre.”
Juan 16:25
.
Cuando, en el día de Pentecostés, el Espíritu Santo descendió
sobre los discípulos, comprendieron más cabalmente las verdades
que Cristo les había dicho en parábolas. Gran parte de la enseñanza
que para ellos había sido un misterio les fué declarada. Pero ni
aun entonces recibieron los discípulos el cumplimiento cabal de la
promesa hecha por Cristo. Recibieron todo lo que podían entender