Peligro que entraña el conocimiento especulativo
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y la mar dijo: Ni conmigo.
No se dará por oro,
ni su precio será a peso de plata.
No puede ser apreciada con oro de Ophir,
ni con ónique precioso, ni con zafiro.
El oro no se le igualará, ni el diamante;
ni se trocará por vaso de oro fino.
De coral ni de perlas no se hará mención:
la sabiduría es mejor que piedras preciosas.
No se igualará con ella esmeralda de Ethiopía;
no se podrá apreciar con oro fino.
¿De dónde pues vendrá la sabiduría?
¿Y dónde está el lugar de la inteligencia? ...
El infierno y la muerte dijeron:
Su fama hemos oído con nuestros oídos.
Dios entiende el camino de ella,
y él conoce su lugar.
Porque él mira hasta los fines de la tierra,
y ve debajo de todo el cielo. ...
Cuando él hizo ley a la lluvia,
y camino al relámpago de los truenos;
entonces la veía él, y la manifestaba;
preparóla y descubrióla también.
Y dijo al hombre:
He aquí que el temor del Señor es la sabiduría,
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y el apartarse del mal la inteligencia.”
Job 11:7-9; 28:12-28.
No se encuentra la sabiduría escudriñando los secretos de la tierra
ni consumiéndose en vanos esfuerzos por penetrar los misterios de
la persona de Dios. Se encuentra más bien recibiendo humildemente
la revelación que él se dignó darnos, y conformando la vida a su
voluntad.
Los hombres de más alta inteligencia no pueden entender los
misterios de Jehová revelados en la naturaleza. La inspiración divina
hace muchas preguntas a las cuales los sabios más profundos no
pueden responder. Estas preguntas no fueron hechas para que las