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El Ministerio de Curacion
contestáramos, sino para que llamaran nuestra atención a los pro-
fundos misterios de Dios y nos enseñaran que nuestra sabiduría es
limitada; que en la esfera en que nos movemos en la vida cotidiana
hay muchas cosas que superan a la inteligencia de los seres finitos.
Los escépticos se niegan a creer en Dios porque no pueden
abarcar el infinito poder por medio del cual se revela. Pero hay que
reconocer a Dios tanto por lo que él no nos revela acerca de sí mismo
como por lo que está al alcance de nuestra limitada comprensión. En
la revelación divina y en la naturaleza, Dios ha escondido misterios
que nos imponen la fe. Y así debe ser. Bien podemos estar siempre
escudriñando, investigando y aprendiendo, y seguir encontrándonos,
sin embargo, frente a lo infinito.
“¿Quién midió las aguas con su puño,
y aderezó los cielos con su palmo,
y con tres dedos allegó el polvo de la tierra,
y pesó los montes con balanza,
y con peso los collados?
¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová,
o le aconsejó enseñándole? ...
He aquí que las naciones son reputadas como la gota de un
acetre,
y como el orín del peso:
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he aquí que hace desaparecer las islas como polvo.
Ni el Líbano bastará para el fuego,
ni todos sus animales para el sacrificio.
Como nada son todas las gentes delante de él;
y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que
lo que no es.
¿A qué pues haréis semejante a Dios,
o qué imagen le compondréis? ...
¿No sabéis?
¿no habéis oído?
¿nunca os lo han dicho desde el principio?
¿no habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó?
El está asentado sobre el globo de la tierra,
cuyos moradores son como langostas:
él extiende los cielos como una cortina,