Página 352 - El Ministerio de Curacion (1959)

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El Ministerio de Curacion
quienes no le representan por su carácter. No se rigen por los princi-
pios de su Maestro. A menudo ocasionan perplejidad y desaliento
a sus compañeros de trabajo, jóvenes aún en experiencia cristiana;
pero no hay por qué dejarse extraviar. Cristo nos dió un ejemplo
perfecto. Nos manda que le sigamos.
Hasta la consumación de los siglos habrá cizaña entre el trigo.
Cuando los siervos del padre de familia, en su celo por la honra de él,
le pidieron permiso para arrancar la cizaña, él les dijo: “No; porque
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cogiendo la cizaña, no arranquéis también con ella el trigo. Dejad
crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega.”
Mateo 13:29, 30
.
En su misericordia y longanimidad, Dios tiene paciencia con el
impío, y aun con el de falso corazón. Entre los apóstoles escogidos
por el Cristo, estaba Judas el traidor. ¿Deberá ser causa de sorpresa o
de desaliento el que haya hoy hipócritas entre los obreros de Cristo?
Si Aquel que lee en los corazones pudo soportar al que, como él
sabía, iba a entregarle, ¡con cuánta paciencia deberemos nosotros
también soportar a los que yerran!
Seamos como Jesús
Y no todos, ni aun entre los que parecen ser los que más yerran,
son como Judas. El impetuoso Pedro, tan violento y seguro de sí
mismo, aparentaba a menudo ser inferior a Judas. El Salvador le
reprendió más veces que al traidor. Pero ¡qué vida de servicio y
sacrificio fué la suya! ¡Cómo atestigua el poder de la gracia de Dios!
Hasta donde podamos, debemos ser para los demás lo que fué Jesús
para sus discípulos mientras andaba y discurría con ellos en la tierra.
Consideraos misioneros, ante todo entre vuestros compañeros
de trabajo. Cuesta a menudo mucho tiempo y trabajo ganar un alma
para Cristo. Y cuando un alma deja el pecado para aceptar la justicia,
hay gozo entre los ángeles. ¿Pensáis que a los diligentes espíritus
que velan por estas almas les agrada la indiferencia con que las
tratan quienes aseveran ser cristianos? Si Jesús nos tratara como
nosotros nos tratamos muchas veces unos a otros, ¿quién de nosotros
podría salvarse? Recordad que no podéis leer en los corazones. No
conocéis los motivos que inspiran los actos que os parecen malos.
Son muchos los que no recibieron buena educación; sus caracteres
están deformados; son toscos y duros y parecen del todo tortuosos.