Página 360 - El Ministerio de Curacion (1959)

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Una experiencia de índole superior
Necesitamos de continuo una nueva revelación de Cristo, una
experiencia diaria que se armonice con sus enseñanzas. Altos y
santos resultados están a nuestro alcance. El propósito de Dios es
que progresemos siempre en conocimiento y virtud. Su ley es eco
de su propia voz, que dirige a todos la invitación: “Sube más arriba.
Sé santo, cada vez más santo.” Cada día podemos adelantar en la
perfección del carácter cristiano.
Los que trabajan en el servicio del Maestro necesitan una ex-
periencia mucho más elevada, más profunda y más amplia que la
que muchos han deseado tener. Muchos que son ya miembros de
la gran familia de Dios poco saben de lo que significa contemplar
su gloria, y ser transformados de gloria en gloria. Muchos tienen
una percepción crepuscular de la excelencia de Cristo, y sus co-
razones se estremecen de gozo. Anhelan sentir más hondamente
y en mayor grado el amor del Salvador. Cultiven ellos todo deseo
del alma por conocer a Dios. El Espíritu Santo obra en quienes se
someten a su influencia, amolda y forma a quienes quieran ser así
formados. Dedicaos a la cultura de pensamientos espirituales y a la
santa comunión. Sólo habéis visto los primeros rayos de la aurora de
su gloria. Conforme sigáis conociendo a Dios, veréis que “la senda
de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta
que el día es perfecto.”
Proverbios 4:18
.
“Estas cosas os he hablado—dijo Cristo,—para que mi gozo esté
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en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.”
Juan 15:11
.
Cristo tenía siempre presente el resultado de su misión. Su vida
terrenal, tan recargada de penas y sacrificios, era alegrada por el
pensamiento de que su trabajo no sería inútil. Dando su vida por
la vida de los hombres, iba a restaurar en la humanidad la imagen
de Dios. Iba a levantarnos del polvo, a reformar nuestro carácter
conforme al suyo, y embellecerlo con su gloria.
Cristo vió “del trabajo de su alma” y fué “saciado.” Vislumbró lo
dilatado de la eternidad, y vió de antemano la felicidad de aquellos
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