Página 42 - El Ministerio de Curacion (1959)

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El Ministerio de Curacion
de él. En la enseñanza de Cristo, tal como se la habían presentado,
había encontrado algo que satisfacía la necesidad de su alma. Todo
lo que en él había de espiritual respondía a las palabras del Salvador.
Pero se sentía indigno de acercarse a Jesús y acudió a los ancianos
de los judíos para que intercedieran por la curación de su siervo.
Los ancianos, al presentar el caso a Jesús, dijeron: “Es digno
de concederle esto; que ama a nuestra nación, y él nos edificó una
sinagoga.”
Lucas 7:4, 5
.
Pero estando camino de la casa del centurión, Jesús recibió de
éste el mensaje: “Señor, no te incomodes, que no soy digno que
entres debajo de mi tejado.”
Vers. 6
.
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Sin embargo, el Salvador siguió adelante y el centurión acudió
en persona a completar el mensaje, diciendo: “Ni aun me tuve por
digno de venir a ti,” “mas solamente di la palabra, y mi mozo sanará.
Porque también yo soy hombre bajo de potestad, y tengo bajo de
mí soldados: y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi
siervo: Haz esto, y lo hace.”
Vers. 7
;
Mateo 8:8, 9
.
“Yo represento el poder de Roma, y mis soldados reconocen
mi autoridad como suprema. Así tú también representas el poder
del Dios infinito, y todas las cosas creadas obedecen tu palabra. Tú
puedes mandar a la enfermedad que se vaya, y te obedecerá. Di
solamente la palabra, y mi siervo sanará.”
Cristo dijo: “Como creíste te sea hecho. Y su mozo fué sano en
el mismo momento.”
Vers. 13
.
Los ancianos habían recomendado al centurión a Cristo por
causa del favor que él había hecho a la “nación” de ellos. “Es digno,”
decían, porque “nos edificó una sinagoga.” Pero el centurión decía
de sí mismo: “No soy digno.” Sin embargo, no temió pedir auxilio a
Jesús. No confiaba en su propio mérito, sino en la misericordia del
Salvador. Su único argumento era su gran necesidad.
Asimismo, todo ser humano puede acudir a Cristo. “No por obras
de justicia que nosotros habíamos hecho, mas por su misericordia nos
salvó.”
Tito 3:5
. ¿Piensas que, por ser pecador, no puedes esperar
recibir bendición de Dios? Recuerda que Cristo vino al mundo
para salvar a los pecadores. Nada tenemos que nos recomiende a
Dios; el alegato que podemos presentar ahora y siempre es nuestro
absoluto desamparo, que hace de su poder redentor una necesidad.