Página 52 - El Ministerio de Curacion (1959)

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El Ministerio de Curacion
El efecto producido en el pueblo por la curación del paralítico
fué como si el cielo se hubiera abierto para revelar las glorias de
un mundo mejor. Al salir el que había sido curado por entre la
muchedumbre, bendiciendo a Dios a cada paso y llevando su carga
como si no pesara más que una pluma, el pueblo se apartaba para
dejarle pasar, mirándolo con extrañeza y susurrando: “Hemos visto
maravillas hoy.”
Lucas 5:26
.
Hubo gran regocijo en la casa del paralítico cuando éste volvió
trayendo con facilidad la cama en que lentamente lo habían llevado
de su presencia. Le rodearon con lágrimas de gozo, pudiendo apenas
creer lo que sus ojos veían. Allí estaba él delante de ellos en todo
el vigor de la virilidad. Aquellos brazos que ellos habían visto sin
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vida, obedecían con rapidez a su voluntad. La carne antes encogida
y plomiza, ahora la veían fresca y sonrosada. El hombre andaba con
paso firme y con soltura. El gozo y la esperanza se dibujaban en todo
su semblante; y una expresión de pureza y paz había reemplazado
las señales del pecado y del padecimiento. Una gozosa gratitud subía
de aquella casa, y Dios resultaba glorificado por medio de su Hijo,
quien había devuelto esperanza al desesperado, y fuerza al agobiado.
Aquel hombre y su familia estaban dispuestos a dar la vida por Jesús.
Ninguna duda obscurecía su fe, ninguna incredulidad disminuía su
lealtad para con Aquel que había traído luz a su lóbrego hogar.
“Bendice, alma mía, a Jehová;
y bendigan todas mis entrañas su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Jehová,
y no olvides ninguno de sus beneficios.
El es quien perdona todas tus iniquidades,
el que sana todas tus dolencias;
el que rescata del hoyo tu vida,
el que te corona de favores y misericordias;
el que sacia de bien tu boca
de modo que te rejuvenezcas como el águila.
Jehová el que hace justicia
y derecho a todos los que padecen violencia. ...
No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades;
ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados. ...
Como el padre se compadece de los hijos,