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El Ministerio de Curacion
Evangelio se le deparan tan favorables oportunidades ni tan poderosa
influencia.
El ejemplo del médico, no menos que su enseñanza, debe ser una
fuerza positiva para el bien. La causa de la reforma necesita hombres
y mujeres cuya conducta sea dechado de dominio propio. La valía
de los principios que inculcamos depende de que los practiquemos.
El mundo necesita ver una demostración práctica de lo que puede la
gracia de Dios en cuanto a devolver a los seres humanos su perdida
dignidad y darles el dominio de sí mismos. No hay nada que el
mundo necesite tanto como el conocimiento del poder salvador del
Evangelio revelado en vidas cristianas.
El médico se ve continuamente puesto en relación con los que
necesitan la fuerza y el aliento de un buen ejemplo. Muchos tienen
escasa fuerza moral. Carecen de dominio propio, y la tentación los
vence con facilidad. El médico puede ayudar a estas almas, pero
sólo en la medida en que manifieste en su propia vida un vigor
moral que le haga capaz de triunfar sobre hábitos perjudiciales y
pasiones contaminadoras. Debe verse en su conducta la obra de un
poder divino. Si no alcanza a esto, por mucha que sea la fuerza de
persuasión de sus palabras, su influencia resultará contraproducente.
El médico y la obra de templanza
Muchos de los que buscan consejo y tratamiento médicos, se
han arruinado moralmente por sus malos hábitos. Se encuentran
quebrantados, débiles y heridos, sienten su locura y su incapacidad
para vencer, y nada deberían tener en torno suyo que los aliente
a seguir albergando los pensamientos y sentimientos que hicieron
de ellos lo que son. Necesitan respirar una atmósfera de pureza, de
pensamientos nobles y elevados. ¡Cuán terrible responsabilidad es la
de quienes, en vez de darles buen ejemplo, son esclavos de hábitos
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perniciosos y por su influencia acrecientan la fuerza de la tentación!
Muchos de los que acuden al médico están arruinando su alma y
su cuerpo por el consumo de tabaco o de bebidas embriagantes. El
médico fiel a su responsabilidad debe mostrar a estos pacientes la
causa de sus padecimientos. Pero si el médico fuma o toma bebidas
alcohólicas, ¿qué valor tendrán sus palabras? Al recordar su propia
debilidad, ¿no vacilará en señalar la mancha que ve en la vida de su