Exalta la ley de Dios, 4 de abril
Toma ahora la ley de su boca, y pon sus palabras en tu corazón.
Job
22:22
.
Todo en la naturaleza, desde la diminuta partícula que baila en un rayo de
sol hasta los astros en los cielos, todo está sometido a leyes. De la obediencia
a estas leyes dependen el orden y la armonía del mundo natural. Es decir
que grandes principios de justicia gobiernan la vida de todos los seres
inteligentes, y de la conformidad a estos principios depende el bienestar del
universo. Antes que se creara la tierra, la ley de Dios existía. Los ángeles
se rigen por sus principios y, para que este mundo esté en armonía con el
cielo, el hombre también debe obedecer los estatutos divinos. Cristo dio a
conocer al hombre en el Edén los preceptos de la ley, “cuando las estrellas
del alba alababan, y se regocijaban todos los hijos de Dios”.
Job 38:7
. La
misión de Cristo en la tierra no fue abrogar la ley, sino hacer volver a los
hombres por su gracia a la obediencia a sus preceptos...
Su misión era “magnificar la ley y engrandecerla”.
Isaías 42:21
. Debía
enseñar la espiritualidad de la ley, presentar sus principios de vasto alcance
y explicar claramente su vigencia perpetua.
La belleza divina del carácter de Cristo, de quien los hombres más
nobles y más amables son tan sólo un pálido reflejo... Jesús, la imagen de la
persona del Padre, el esplendor de su gloria; el que fue abnegado Redentor
en toda su peregrinación de amor en el mundo, era una representación viva
del carácter de la ley de Dios. En su vida se manifestó que el amor nacido
en el cielo, los principios fundamentales de Cristo, sirven de base a las leyes
de rectitud eterna.—
El Discurso Maestro de Jesucristo, 47
.
La Biblia es la voluntad de Dios expresada al hombre. Es la única norma
perfecta de carácter y señala el deber del hombre en toda circunstancia de
la vida.—
Joyas de los Testimonios 1:513
.
Debemos realizar el trabajo de nuestra vida de modo que podamos
acudir confiadamente a Dios y abrir ante él nuestro corazón, manifestándole
nuestras necesidades, y creyendo que él nos oye y nos dará gracia y poder
para poner en práctica los principios de la Palabra de Dios.—
Hijos e Hijas
de Dios, 367
.
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