Da poder para obedecer, 5 de abril
Así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron
constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los
muchos serán constituidos justos.
Romanos 5:19
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Uno, honrado por todo el cielo, vino a este mundo para estar en la
naturaleza humana a la cabeza de la humanidad, para testificar ante los
ángeles caídos y ante los habitantes de los mundos no caídos que, mediante
la ayuda divina que ha sido provista, todos pueden caminar por la senda de
la obediencia a los mandamientos de Dios...
Nadie menos santo que el Unigénito del Padre podría haber ofrecido un
sacrificio que fuera eficaz para limpiar a todos los que acepten al Salvador
como a su expiación—aun a los más pecadores y degradados—y se hagan
obedientes a la ley del Cielo. Nada menos que eso podía haber restaurado
al hombre al favor de Dios.—
Mensajes Selectos 1:363
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Cristo dio su vida para hacer posible que el hombre fuese restaurado
a la imagen de Dios. Es el poder de su gracia el que une a los hombres en
obediencia a la verdad.—
Consejos para los Maestros Padres y Alumnos
acerca de la Educación Cristiana, 190
.
Dios quiere que alcancemos al ideal de perfección hecho posible para
nosotros por el don de Cristo. Nos invita a que escojamos el lado de la justi-
cia, a ponernos en relación con los agentes celestiales, a adoptar principios
que restaurarán en nosotros la imagen divina. En su Palabra escrita y en el
gran libro de la naturaleza ha revelado los principios de la vida. Es una tarea
nuestra conocer estos principios y por medio de la obediencia cooperar con
Dios en restaurar la salud del cuerpo tanto como la del alma.
Los hombres necesitan aprender que no pueden poseer en su plenitud
las bendiciones de la obediencia, sino cuando reciben la gracia de Cristo.
Esta es la que capacita al hombre para obedecer las leyes de Dios y para
libertarse de la esclavitud de los malos hábitos. Es el único poder que
puede afirmarlo en el buen camino y conservarlo en él.—
El Ministerio de
Curación, 77, 78
.
Para el corazón que llega a purificarse, todo cambia... Al sujetar los
pensamientos y deseos a la voluntad de Cristo, el Espíritu de Dios produce
nueva vida en el hombre y el hombre interior queda renovado a la imagen
de Dios.—
La Historia de Profetas y Reyes, 175
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