Página 113 - La Maravillosa Gracia de Dios (1973)

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Crear aborrecimiento por todo lo satánico, 10 de abril
Ni deis lugar al diablo.
Efesios 4:27
.
Lo que enciende la enemistad de Satanás contra la raza humana, es que
ella, por intermedio de Cristo, es objeto del amor y de la misericordia de
Dios. Lo que él quiere entonces es oponerse al plan divino de la redención
del hombre, deshonrar a Dios mutilando y profanando sus obras, causar
dolor en el cielo y llenar la tierra de miseria y desolación. Y luego señala
todos estos males como resultado de la creación del hombre por Dios.
La gracia que Cristo derrama en el alma es la que crea en el hombre
enemistad contra Satanás. Sin esta gracia transformadora y este poder
renovador, el hombre seguirá siendo esclavo de Satanás, siempre listo para
ejecutar sus órdenes. Pero el nuevo principio introducido en el alma crea
un conflicto allí donde hasta entonces reinó la paz. El poder que Cristo
comunica habilita al hombre para resistir al tirano y usurpador. Cualquiera
que aborrezca el pecado en vez de amarlo, que resista y venza las pasiones
que hayan reinado en su corazón, prueba que en él obra un principio que
viene enteramente de lo alto.—
El Conflicto de los Siglos, 560
.
Como león rugiente, Satanás busca su presa. Prueba sus engaños con
todo joven incauto; sólo hay seguridad en Cristo. Solamente por medio
de su gracia se puede rechazar con éxito a Satanás. Satanás les dice a los
jóvenes que hay suficiente tiempo, que pueden entregarse al pecado y al
vicio sólo por esta vez para no hacerlo nunca más; pero esa única entrega al
mal envenenará toda la vida. No os aventuréis ni siquiera una vez en terreno
prohibido. En estos peligrosos días de maldad, cuando las incitaciones al
vicio y a la corrupción se encuentran por todos lados, elévese al cielo el
ferviente y sentido clamor de los jóvenes: “¿Con qué limpiará el joven
su camino?” Y que sus oídos estén abiertos y sus corazones inclinados a
obedecer la instrucción que se da en la respuesta: “Por guardar tu Palabra”.
Salmos 119:9
. La única seguridad que pueden tener los jóvenes en esta
edad contaminada consiste en hacer de Dios su confianza. Sin la ayuda
divina serán incapaces de dominar las pasiones y los apetitos humanos.—
Testimonies for the Church 2:409
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