Para tiempos de prueba, 16 de abril
Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando
haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha
prometido a los que le aman.
Santiago 1:12
.
Las potestades de las tinieblas rodean el alma y ocultan a Jesús de
nuestra vista, y a veces no podemos hacer otra cosa sino esperar entristecidos
y asombrados hasta que pase la nube. A veces estos momentos son terribles.
Parece faltar la esperanza, y la desesperación se apodera de nosotros. En
estas horas angustiosas debemos aprender a confiar, a depender únicamente
de los méritos de la expiación, y en toda nuestra impotente indignidad fiar
enteramente en los méritos del Salvador crucificado y resucitado. Nunca
pereceremos mientras hagamos esto,
nunca
. Cuando la luz resplandece
sobre nuestra senda, no es difícil ser fuertes con el poder de la gracia. Pero
para aguardar con paciencia y esperanza cuando las nubes nos rodean y todo
está oscuro, se requiere una fe y una sumisión que una nuestra voluntad con
la de Dios. Nos desalentamos demasiado pronto, y pedimos ardientemente
que la prueba sea apartada de nosotros, cuando debiéramos pedir paciencia
para soportarla y gracia para vencerla.—
Joyas de los Testimonios 1:108,
109
.
Los que se convierten a Dios con corazón, alma y mente, encontrarán en
él apacible seguridad... El conoce justamente lo que necesitamos, justamente
lo que podemos soportar, y nos dará gracia para soportar toda prueba que
sobrevenga. Mi oración constante es que nos acerquemos más a Dios.—
Hijos e Hijas de Dios, 21
.
En su gran amor, Dios procura desarrollar en nosotros las gracias pre-
ciosas de su Espíritu. Permite que hallemos obstáculos, persecución y
opresiones, mas no como una maldición, sino como la bendición más gran-
de de nuestra vida. Cada tentación resistida, cada aflicción sobrellevada
valientemente, nos da nueva experiencia y nos hace progresar en la tarea
de edificar nuestro carácter. El alma que resiste la tentación mediante el
poder divino revela al mundo y al universo celestial la eficacia de la gracia
de Cristo.—
El Discurso Maestro de Jesucristo, 95, 96
.
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