Página 172 - La Maravillosa Gracia de Dios (1973)

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Una prueba inigualada, 5 de junio
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse
de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según
nuestra semejanza, pero sin pecado.
Hebreos 4:15
.
Después de su bautismo, el Hijo de Dios entró en el sombrío desierto,
para ser tentado por el diablo... Durante cuarenta días no comió ni bebió
nada... Experimentó el poder del apetito sobre el hombre; y en favor del
pecador, soportó al máximo la prueba en este aspecto. Aquí se obtuvo una
victoria que pocos pueden apreciar. El poder dominante del apetito deprava-
do y el lamentable pecado de complacerlo, sólo pueden ser comprendidos
por el prolongado ayuno que soportó nuestro Salvador para lograr que-
brantar su poder... Vino a la tierra para unir su poder divino con nuestros
esfuerzos humanos, para que por medio de la fortaleza y del poder moral
que él imparte, pudiéramos vencer en nuestro propio favor.
¡Oh! qué incomparable condescendencia la del Rey de gloria al venir a
este mundo a soportar los tormentos del hambre y las fieras tentaciones del
implacable enemigo, para poder obtener una victoria infinita en favor del
hombre. He aquí un amor sin paralelo...
No sólo debido a las torturantes mordeduras del hambre resultaban
indeciblemente severos los sufrimientos de nuestro Redentor. Era la sen-
sación de culpa resultante de la complacencia del apetito, que había traído
tan terrible calamidad al mundo, lo que oprimía tan pesadamente su alma
divina...
Revestido de naturaleza humana, y sintiendo la presión del terrible peso
de sus pecados sobre sí, nuestro Redentor resistió el poder de Satanás frente
a esta grande y descollante tentación, que pone en peligro las almas de los
hombres. Si el hombre pudiera vencer esta tentación, podría triunfar en
cualquier otro aspecto.
La intemperancia se encuentra en la base de todos los males morales
conocidos por el hombre. Cristo comenzó la obra de la redención exacta-
mente donde comenzó la ruina. La caída de nuestros primeros padres fue
producida por la complacencia del apetito. En la redención, la negación
del apetito fue la primera obra de Cristo. Qué asombroso amor manifestó
Cristo.—
Servicio Cristiano Eficaz, 10-12
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