Página 235 - La Maravillosa Gracia de Dios (1973)

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Toma tiempo, 4 de agosto
Yo Jehová la guardo, cada momento la regaré; la guardaré de noche
y de día, para que nadie la dañe.
Isaías 27:3
.
La mente de un hombre o de una mujer no desciende en forma abrupta
de la pureza y la santidad a la depravación, la corrupción y el crimen.
Toma tiempo transformar de lo humano a lo divino, o degradar a los que
han sido formados a la imagen de Dios al nivel de lo brutal o lo satánico.
Por contemplar nos transformamos. Aunque formado a la imagen de su
Hacedor, el hombre puede educar su mente de tal manera que el pecado
que una vez le pareció repugnante le resulte placentero. Al dejar de velar y
orar, abandona la guardia de la ciudadela y el corazón... Se debe mantener
una guerra constante contra la mente carnal; y debemos ser ayudados por la
influencia refinadora de la gracia de Dios, que atraerá la mente hacia lo alto
y la habituará a meditar en las cosas puras y santas.—
Testimonies for the
Church 2:478, 479
.
El carácter no se adquiere por casualidad. No queda determinado por
un arranque temperamental, por un paso en la dirección equivocada. Es la
repetición del acto lo que lo convierte en hábito y moldea el carácter para
el bien o para el mal. Los caracteres rectos pueden formarse únicamente
mediante el esfuerzo perseverante e incansable, utilizando para la gloria de
Dios cada talento y capacidad que él ha dado.—
Conducción del Niño, 150
.
Dios espera que edifiquemos nuestros caracteres de acuerdo con la nor-
ma que él nos ha dado. Debemos colocar ladrillo sobre ladrillo, añadiendo
gracia sobre gracia, descubriendo nuestros puntos débiles y corrigiéndolos
de acuerdo con la dirección dada.—
Ibid. 151
.
Dios nos da fortaleza, razonamiento y tiempo, a fin de que edifiquemos
caracteres que él pueda aprobar. Quiere que cada uno de sus hijos edifique
un carácter noble, realizando obras puras y nobles, para que al final pueda
presentar una estructura simétrica, un hermoso templo, honrado por el
hombre y Dios...
El que quiera transformarse en un hermoso edificio para el Señor, debe
cultivar cada actitud de su ser. Únicamente empleando debidamente los
talentos es posible desarrollar armoniosamente el carácter.—
Ibid. 152
.
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