Irresistible, 26 de septiembre
¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen,
que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los
hombres!
Salmos 31:19
.
El Señor nos invita a confesar su bondad... Nuestra confesión de su
fidelidad es el factor escogido por el Cielo para revelar a Cristo al mundo.
Debemos reconocer su gracia como fue dada a conocer por los santos de
antaño; pero lo que será más eficaz es el testimonio de nuestra propia expe-
riencia. Somos testigos de Dios mientras revelamos en nosotros mismos la
obra de un poder divino. Cada persona tiene una vida distinta de todas las
demás y una experiencia que difiere esencialmente de la suya. Dios desea
que nuestra alabanza ascienda a él señalada por nuestra propia individua-
lidad. Estos preciosos reconocimientos para alabanza de la gloria de su
gracia, cuando son apoyados por una vida semejante a la de Cristo, tienen
un poder irresistible que obra para la salvación de las almas.—
El Deseado
de Todas las Gentes, 313
.
A fin de confesar a Cristo, debemos tenerlo en nosotros. Nadie puede
confesar verdaderamente a Cristo a menos que posea el ánimo y el espíritu
de Cristo... Debemos comprender lo que significa confesar a Cristo, y en
qué le negamos. Puede suceder que nuestros labios confiesen a Cristo, y
que nuestras obras le nieguen. Los frutos del Espíritu, manifestados en la
vida, son una confesión de Cristo.—
Joyas de los Testimonios 1:102
.
La integridad, la firmeza y la perseverancia, son cualidades que todos
deben procurar cultivar fervorosamente; porque invisten a su poseedor con
un poder irresistible, un poder que le hará fuerte para hacer el bien, fuerte
para resistir el mal y para soportar la adversidad... Los que se han puesto sin
reserva de parte de Cristo, se mantendrán firmes por aquello que la razón y
la conciencia les dicen que es correcto.—
Consejos para los Maestros Padres
y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 174
.
La vida del verdadero creyente revela que el Salvador mora en él. El
seguidor de Jesús es semejante a Cristo en espíritu y en temperamento.
Como Cristo, es manso y humilde. Su fe obra por el amor y purifica el alma.
Toda su vida es un testimonio del poder de la gracia de Cristo.—
Testimonies
for the Church 7:67
.
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