En el hogar, 7 de octubre
Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican.
Salmos 127:1
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Dios quiere que las familias de la tierra sean un símbolo de la familia
celestial. Los hogares cristianos, establecidos y dirigidos de acuerdo con
el plan de Dios, se cuentan entre sus agentes más eficaces para formar el
carácter cristiano y para adelantar su obra.—
Joyas de los Testimonios 3:63
.
La importancia y las oportunidades de la vida del hogar resaltan en la
vida de Jesús. El que vino del cielo para ser nuestro ejemplo y maestro pasó
treinta años formando parte de una familia de Nazaret.—
El Ministerio de
Curación, 269
.
Su madre fue su primer maestro humano. De sus labios y de los rollos
de los profetas aprendió las primeras cosas celestiales. Vivió en un hogar
campesino, y desempeñó su parte fiel y alegremente para llevar las cargas
del hogar. Había sido el Comandante del cielo y los ángeles se deleitaban
en cumplir su palabra; ahora era un siervo voluntario, un hijo amante y
obediente...
Así preparado salió para cumplir su misión, y en cada momento de
su contacto con los hombres ejerció sobre ellos una influencia benéfica,
un poder transformador que el mundo no había experimentado antes.—
Testimonies for the Church 8:222, 223
.
Que vuestro hogar sea tal que Cristo pueda entrar en él como huésped
permanente. Que sea tal que la gente llegue a comprender que habéis estado
con Jesús, y aprendido de él...
Los ángeles del cielo visitan a menudo el hogar donde la voluntad de
Dios impera. Bajo el poder de la gracia divina tal hogar llega a ser un sitio
de refrigerio para el cansado peregrino. El yo no hace valer allí sus derechos.
En él se forman los hábitos correctos. Hay allí un cuidadoso reconocimiento
de los derechos de los demás. La fe que obra por el amor y purifica el alma
mantiene el timón y gobierna la familia entera.—
Fe por la Cual Vivo, 256
.
La calidad de vuestro cristianismo se mide por el carácter de la vida
que reina en vuestro hogar. La gracia de Cristo capacita a sus poseedores
para transformar el hogar en un lugar feliz, lleno de paz y serenidad.—
Meditaciones Matinales, 105
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