Página 321 - La Maravillosa Gracia de Dios (1973)

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Una receta divina, 26 de octubre
El nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y
vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
2
Tesalonicenses 1:12
.
Muchos anhelan crecer en la gracia; oran al respecto, y se sorprenden de
que sus oraciones no reciban respuesta. El Señor les ha encomendado una
obra que los ayudará a crecer. ¿De qué vale orar cuando hay que efectuar
cierta obra? Lo que interesa es lo siguiente: ¿Se afanan por salvar las almas
por quienes Cristo murió? El crecimiento espiritual depende del hecho de
que transmitamos a los demás la luz que Dios nos ha dado a nosotros.
Tendréis que empeñar vuestros mejores pensamientos en labor activa para
hacer el bien, y solamente el bien, en medio del círculo de la familia, en la
iglesia y el vecindario.
En vez de afligiros con la idea de que no estáis creciendo en gracia,
cumplid cada obligación que se os presente, llevad el peso de las almas
en vuestro corazón, y tratad de salvar a los perdidos por todos los medios
imaginables. Sed bondadosos, corteses y compasivos; hablad con humildad
de la bendita esperanza; hablad del amor de Jesús; dad a conocer su bondad,
su misericordia y justicia; dejad de preocuparos y pensar si crecéis o no.
Las plantas no crecen nutridas por algún esfuerzo consciente... La planta
no se angustia constantemente acerca de su crecimiento. No hace más que
crecer bajo la vigilancia divina.—
Meditaciones Matinales, 106
.
Si consagráramos corazón y mente al servicio de Dios, e hiciéramos
la obra que él nos encomendó y siguiéramos las huellas de Jesús, nuestros
corazones se convertirían en arpas sagradas, y todas sus cuerdas vibrarían
para elevar alabanzas y acciones de gracias en honor del Cordero enviado
por Dios para quitar el pecado del mundo...
El Señor Jesús es nuestra fortaleza y felicidad; es el gran depósito del
cual los hombres pueden sacar fortaleza en cualquier ocasión. Al analizarlo,
al hablar con él nos ponemos en mejores condiciones de contemplarlo: al
apropiarnos de su gracia y recibir las bendiciones que nos prodiga, tenemos
algo con lo que podemos ayudar a los demás.—
Ibid. 176
.
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