Oportunidades menudas, 29 de octubre
Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas.
Eclesiastés 9:10
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Nada despierta el celo abnegado ni ensancha y fortalece el carácter
tanto como el trabajar en beneficio del prójimo... Nadie ha de esperar a
que le llamen a algún campo distante para comenzar a ayudar a otros. En
todas partes hay oportunidades de servir. Alrededor nuestro hay quienes
necesitan nuestra ayuda. La viuda, el huérfano, el enfermo y el moribundo,
el de corazón quebrantado, el desalentado, el ignorante, y el desechado de
la sociedad, todos están a nuestro alcance.
Hemos de considerar nuestro deber especial el de trabajar por nuestros
convecinos. Examinad cómo podéis ayudar mejor a los que no se interesan
por las cosas religiosas. Al visitar a vuestros amigos y vecinos, manifestad
interés por su bienestar espiritual y temporal. Habladles de Cristo, el Salva-
dor que perdona los pecados. Invitad a vuestros vecinos a vuestra casa y
leedles trozos de la preciosa Biblia y de libros que expliquen sus verdades.
Convidadlos a que se unan con vosotros en canto y oración. En estas pe-
queñas reuniones, Cristo mismo estará presente, tal como lo prometió, y su
gracia tocará los corazones...
Muchos lamentan llevar una vida de horizontes limitados; pero pue-
den ensancharla y hacerla influyente si quieren. Los que aman a Jesús de
corazón, mente y alma, y a su prójimo como a sí mismos, tienen ancho
campo en que emplear su capacidad e influencia. No desaprovechéis las
oportunidades menudas, para aspirar a una obra mayor. Podríais desem-
peñar con éxito la obra menor, mientras que fracasaríais por completo al
emprender la mayor y caeríais en el desaliento. Al hacer lo que os viene
a mano desarrollaréis aptitudes para una obra mayor. Por despreciar las
oportunidades diarias y descuidar las cosas pequeñas que podrían hacer,
muchos se vuelven estériles y mustios...
En campos de condiciones... adversas se han realizado cambios notables
mediante los esfuerzos de obreros abnegados... Nunca se conocerá en
este mundo todo el bien que hicieron, pero sus benditos resultados se
manifestarán en la vida venidera.—
El Ministerio de Curación, 109-112
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