Percepción santificada, 11 de noviembre
En aquel día mirará el hombre a su Hacedor, y sus ojos contemplarán
al Santo de Israel.
Isaías 17:7
.
Los tesoros de la eternidad han sido confiados a la custodia de Jesucristo
para darlos a quien le plazca. Pero cuán triste es que tantos, rápidamente,
pierden de vista la preciosa gracia que les es ofrecida por fe en Cristo. El
impartirá los tesoros celestiales a los que creen en él, acuden a él y moran
en él... Exhorta a su pueblo escogido y peculiar, que le ama y le sirve, para
que vaya a él y pida, y le dará el pan de vida y lo dotará con el agua de
la vida, que estará en su medio como un manantial que brotará para vida
eterna.
Jesús trajo a nuestro mundo los tesoros acumulados de Dios, y todos los
que creen en él son adoptados como sus herederos. Declara que será grande
la recompensa de aquellos que sufren por su nombre.—
Mensajes Selectos
1:160, 161
.
Este mundo es sólo un átomo pequeño en el vasto dominio sobre el cual
Dios preside, y sin embargo este pequeño mundo caído es más precioso a
su vista que los noventa y nueve que no se extraviaron del redil. Si nosotros
queremos hacer de él nuestra confianza, no nos dejará a la merced de las
tentaciones de Satanás. Dios quiere que toda alma por la cual Cristo murió
llegue a ser una parte de la viña, relacionada con la cepa, que reciba su
alimento de la misma. Nuestra dependencia de Dios es absoluta, y debiera
mantenernos muy humildes; y debido a nuestra dependencia de él, nuestro
conocimiento de Dios debiera ser grandemente aumentado. Dios quiere
que alejemos de nosotros toda especie de egoísmo, y vayamos a él, no
como los dueños de nosotros mismos, sino como la posesión adquirida del
Señor.—
Testimonios para los Ministros, 329, 330
.
Dios honrará y sostendrá a toda alma leal y ferviente que está procurando
caminar ante él en la perfección de la gracia de Cristo... Con percepción
aguda y santificada, ¿podemos apreciar la fuerza de las promesas de Dios y
nos apropiamos de ellas individualmente, no porque seamos dignos sino
porque Cristo es digno, no porque somos justos, sino porque con fe viviente
demandamos para nosotros la justicia de Cristo?—
Mensajes Selectos 1:126,
127
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