¡Alabado sea Dios! 13 de noviembre
De las misericordias de Jehová haré memoria, de las alabanzas de
Jehová, conforme a todo lo que Jehová nos ha dado, y de la grandeza
de sus beneficios hacia la casa de Israel.
Isaías 63:7
.
Cuando un sentimiento de la benignidad de Dios refrigere constante-
mente el alma, se reflejará en el rostro mediante una expresión de paz y
gozo. Se manifestará en palabras y en obras. Y el generoso Espíritu Santo
de Cristo, al obrar sobre el corazón, comunicará a la vida una influencia
convertidora sobre los demás.—
The Review and Herald, 7 de mayo de
1908
.
¿No tenemos razones para hablar de la bondad de Dios y de su poder?
Cuando nuestros amigos son bondadosos con nosotros, consideramos que es
un privilegio agradecerles por su bondad. ¡Cuánto mayor debería ser nuestro
gozo por agradecer al Amigo que nos ha dado todo bien y don perfecto!
Cultivemos, pues, en cada iglesia el agradecimiento a Dios. Eduquemos
nuestros labios para alabar a Dios en el círculo de la familia... Nuestras
dádivas y ofrendas deben declarar nuestra gratitud por los favores que
recibimos diariamente. En todo deberíamos revelar el gozo del Señor y
dar a conocer el mensaje de la gracia salvadora de Dios.—
Meditaciones
Matinales, 175
.
David declara: “Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas;
porque ha inclinado a mí su oído; por tanto, le invocaré en todos mis
días”.
Salmos 116:1, 2
. La bondad de Dios al escuchar y responder nues-
tras oraciones nos pone bajo la imponente obligación de expresar nuestro
agradecimiento por los favores que se nos han concedido. Debemos alabar
a Dios mucho más de lo que lo hacemos. Las bendiciones recibidas en
respuesta a la oración deberían ser rápidamente reconocidas...
Contristamos al Espíritu de Cristo mediante nuestras quejas y murmu-
raciones. No debiéramos deshonrar a Dios mediante la fúnebre relación
de pruebas que nos parecen opresivas. Todas las pruebas aceptadas como
medios para perfeccionar nuestros caracteres producirán regocijo. Toda la
vida religiosa será elevadora, ennoblecedora, y poseerá la fragancia de las
palabras buenas y las buenas obras.—
The Review and Herald, 7 de mayo
de 1908
.
Reine la paz de Dios en vuestra alma. Entonces tendréis fuerzas para
soportar todos los sufrimientos, y os gozaréis en el hecho de que poseéis
gracia para resistir.—
Meditaciones Matinales, 179
.
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