Página 371 - La Maravillosa Gracia de Dios (1973)

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Hacia el hogar, 12 de diciembre
Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi
Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación
del mundo.
Mateo 25:34
.
La venida de Cristo está más cerca que cuando por primera vez creímos.
Se acerca el fin de la gran controversia. Los juicios de Dios están en
la tierra. Hablan en solemne amonestación diciendo: “También vosotros
estad apercibidos; porque el Hijo del Hombre ha de venir a la hora que no
pensáis”.
Mateo 24:44
...
Estamos viviendo en medio de las escenas finales de la historia de esta
tierra. Las profecías se están cumpliendo rápidamente. Están transcurriendo
velozmente las horas del tiempo de gracia. No tenemos tiempo que perder,
ni un momento. No seamos hallados durmiendo en la guardia. Nadie diga
en su corazón o por sus obras: “Mi Señor se tarda en venir”. Resuene el
mensaje del pronto regreso de Cristo en fervientes palabras de advertencia...
El Señor va a venir pronto, y debemos estar preparados para recibirle
en paz. Resolvamos hacer todo lo que está en nuestro poder para impartir
luz a los que nos rodean. No debemos estar tristes, sino alegres, y recor-
dar siempre al Señor Jesús. El va a venir pronto, y debemos estar listos y
aguardar su aparición. ¡Oh, cuán glorioso será verle y recibir la bienvenida
como sus redimidos! Largo tiempo hemos aguardado; pero nuestra espe-
ranza no debe debilitarse. Si tan sólo podemos ver al Rey en su hermosura,
seremos bienaventurados para siempre. Me siento inducida a clamar con
gran voz: “¡Vamos rumbo a la patria!” Nos estamos acercando al tiempo en
que Cristo vendrá con poder y grande gloria a llevar a sus redimidos a su
hogar eterno.—
Joyas de los Testimonios 3:256, 257
.
Por mucho tiempo hemos esperado el regreso de nuestro Salvador.
Sin embargo, la promesa es segura. Pronto estaremos en nuestro hogar
prometido. Allí Jesús nos conducirá junto a corrientes de aguas vivas que
fluyen del trono de Dios y nos explicará las oscuras providencias por medio
de las cuales nos puso en orden en esta tierra para perfeccionar nuestros
caracteres. Allí contemplaremos con visión sin distorsiones las bellezas del
Edén restaurado.—
Testimonies for the Church 8:254
.
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