Página 53 - La Maravillosa Gracia de Dios (1973)

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Los límites de la paciencia de Dios, 12 de febrero
Tiempo es de actuar, oh Jehová, porque han invalidado tu ley.
Salmos
119:126
.
En una visión de noche, yo estaba sobre una altura desde donde veía
las casas sacudirse como el viento sacude los juncos. Los edificios, gran-
des y pequeños, se derrumbaban. Los sitios de recreo, los teatros, hoteles
y palacios suntuosos eran conmovidos y derribados. Muchas vidas eran
destruidas y los lamentos de los heridos y aterrorizados llenaban el espacio.
Los ángeles destructores, enviados por Dios, estaban obrando. Un simple
toque, y los edificios construidos tan sólidamente que los hombres tenían
por resguardados de todo peligro, quedaban reducidos a un montón de
escombros. Ninguna seguridad había en parte alguna... No puedo describir
las escenas terribles que se desarrollaron ante mi vista. Era como si la
paciencia de Dios se hubiese agotado y hubiese llegado el día del juicio.
Entonces el ángel que estaba a mi lado me dijo que muy pocas personas
se dan cuenta de la maldad que reina en el mundo hoy, especialmente en las
ciudades grandes. Declaró que el Señor ha fijado un tiempo cuando su ira
castigará a los transgresores por su persistente menoscabo de su ley... La
soberanía de Dios, el carácter sagrado de su ley, deben ser manifestados a
los que rehúsan obstinadamente obedecer al Rey de reyes. Los que prefieran
quedar infieles habrán de ser heridos por los juicios misericordiosos, a
fin de que, si posible fuere, lleguen a percatarse de la culpabilidad de su
conducta... Aunque el divino Soberano soporte con paciencia la maldad, no
puede ser engañado, y no callará para siempre. Su autoridad y supremacía
como Príncipe del universo, deben ser reconocidas, y las justas demandas
de su ley vindicadas.—
Joyas de los Testimonios 3:329, 330
.
Hasta la tolerancia de Dios tiene límites, y muchos están superándolos.
Han sobrepasado los límites de la gracia, y por lo tanto Dios debe intervenir
y vindicar su propio honor...
Cuando el Señor salga como vengador, vendrá también como protector
de todos aquellos que hayan conservado la fe en su pureza y se hayan
mantenido sin mancha del mundo.—
Ibid. 2:62, 64
. (Traducción revisada.)
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