Página 63 - La Maravillosa Gracia de Dios (1973)

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Las bendiciones producto de la obediencia, 22 de febrero
El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en
medio de mi corazón.
Salmos 40:8
.
¡Qué Dios es el nuestro! El gobierna sobre su reino con diligencia
y cuidado; y en derredor de sus súbditos ha erigido una valla: los Diez
Mandamientos, para preservarlos de los resultados de la transgresión. Al
requerir que se obedezcan las leyes de su reino, Dios da a su pueblo salud y
felicidad, paz y gozo. Les enseña que la perfección del carácter que él desea
puede alcanzarse únicamente familiarizándose con su Palabra.—
Consejos
para los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana, 439
.
El verdadero buscador, que lucha para ser semejante a Jesús en palabra,
vida y carácter, contemplará a su Redentor y, al observarlo, será transfor-
mado a su imagen, porque anhela tener la misma disposición y la misma
mente que hubo en Cristo Jesús... Tiene anhelos de Dios. La historia de su
Redentor, el inconmensurable sacrificio que él realizó, llega a estar pleno
de significado para él. Cristo, la majestad del cielo, se hizo pobre, para
que nosotros, por su pobreza, llegáramos a ser ricos; no ricos solamente en
dotes, sino ricos en adquisiciones.
Estas son las riquezas que Cristo fervientemente anhela que sus segui-
dores posean. Cuando el verdadero buscador de la verdad lee la Palabra y
abre su mente para recibir la Palabra, anhela la verdad con todo su corazón.
El amor, la piedad, la ternura, la cortesía, la amabilidad cristiana, que serán
los elementos característicos de las mansiones celestiales que Cristo ha ido
a preparar para los que le aman, toman posesión de su alma. Su propósito
es firme. Está determinado a colocarse del lado le la justicia. La verdad se
ha abierto camino a su corazón, y está implantada allí por el Espíritu Santo,
quien es la verdad. Cuando la verdad toma posesión del corazón, el hombre
da una evidencia segura de su existencia convirtiéndose en un mayordomo
de la gracia de Cristo.—
Testimonios para los Ministros, 118, 119
.
Cada mayordomo tiene su propia obra específica que debe hacer para
promover el reino de Dios... Los talentos del habla, la memoria, la influencia,
las propiedades, deben amontonarse para la gloria de Dios y la promoción
de su reino. El bendecirá el uso debido de esos dones.—
Consejos sobre
Mayordomía Cristiana, 122
.
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