Mayordomos de la gracia de Dios, 23 de febrero
Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como
buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.
1 Pedro
4:10
.
El conocimiento de la gracia de Dios, las verdades de su Palabra y los
dones temporales, el tiempo, los recursos, los talentos y la influencia, todas
estas cosas constituyen un cometido de Dios, que ha de emplearse para
su gloria y para la salvación de los hombres. Nada puede ofender más a
Dios, que está constantemente otorgando sus dones al hombre, que ver a
éste aferrarse egoístamente a sus dones, sin devolver nada al Dador. Jesús
está hoy en el cielo preparando mansiones para los que le aman; sí, más
que mansiones, un reino que ha de ser nuestro. Pero todos los que han de
heredar estas bendiciones deben participar de la abnegación y el sacrificio
de Cristo...
Nunca ha habido mayor necesidad de labor ferviente y abnegada en
la causa de Cristo que ahora cuando las horas del tiempo de gracia están
terminando rápidamente, y ha de ser proclamado al mundo el último mensaje
de misericordia...
Todo lo que los hombres reciben de la bondad de Dios sigue pertene-
ciendo a Dios. Todo lo que él nos ha otorgado en las cosas valiosas y bellas
de la tierra, ha sido colocado en nuestras manos para probarnos, para medir
la profundidad de nuestro amor hacia él y nuestro aprecio por sus favores.
Tanto los tesoros de las riquezas como los del intelecto, han de ser puestos
como ofrenda voluntaria a los pies de Jesús...
Por su misericordia y generosidad, Dios nos pone en cuenta todo lo
que le devolvemos como mayordomos fieles... Los ángeles de Dios cuya
percepción no ha sido enturbiada por el pecado, reconocen los dones del
cielo como otorgados con la intención de que sean devueltos en forma que
aumente la gloria del gran Dador. El bienestar del hombre está vinculado con
la soberanía de Dios. La gloria de Dios es el gozo y la bendición de todos los
seres creados. Cuando procuramos fomentar su gloria, estamos procurando
para nosotros mismos el mayor bien que nos es posible... Dios pide que
consagremos a su servicio cada facultad, cada don que hayamos recibido
de él. Él quiere que digamos como David: “Todo es tuyo, y de lo recibido
de tu mano te damos”.
1 Crónicas 29:14
.—
Joyas de los Testimonios 2:328,
329, 333
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